Desde el pasado verano, el ex delantero del Espanyol Álvaro Vázquez ha vuelto a casa para vestir los colores del Badalona. Tras una larga trayectoria en España y en el extranjero, el veterano atacante sigue su carrera en el Grupo V de la Tercera RFEF, como abanderado del proyecto de Marc Serra y Amir Garranah, que tienen como objetivo conseguir subir a la Primera RFEF en cuatro temporadas. Con más de 250 partidos entre Primera y Segunda división, Álvaro Vázquez intenta aportar su experiencia y calidad en el equipo azul.

En entrevista concedida a Marc Mosull, que Relevo publicaba este fin de semana, Álvaro Vázquez repasa su historia en el Espanyol, la de un canterano que afirma haberlo dado todo por el club, pero que, al final, acabó con un sabor agridulce. Llegó a la cantera blanquiazul en 2005 como cadete y, desde entonces, su carrera fue un camino de rápido ascenso. “Fue todo muy rápido. En categorías inferiores era más un tema de diversión, pero cuando llegas al juvenil te das cuenta que no todos llegan”, recuerda Álvaro Vázquez. El paso al filial fue un momento clave: “Perarnau me sube siendo juvenil y confió en mí desde el primer momento”.

Con el primer equipo, fue Mauricio Pochettino quien le dio la oportunidad. El argentino no solo lo hizo debutar, sino que le mantuvo en la plantilla, confiando en su talento. Álvaro no olvidará nunca su primer gol como titular, en un partido contra Osasuna, ni el recuerdo imborrable de marcarle al Barça en Cornellà, en la temporada 2011-12: “Ese gol fue especial, no solo por lo que significaba, sino porque fue la primera vez que el Espanyol le sacó un punto al Barça en el nuevo estadio”.

Comparado en muchas ocasiones con el mítico Raúl Tamudo, Álvaro confiesa que esa presión no siempre fue fácil de llevar: “Es un peso en la mochila, ¿quién es Tamudo en el Espanyol? No puedes decirle a un chaval que es el nuevo Tamudo. Creo que nos equivocamos al comparar jugadores”.
Su salida en 2012 hacia el Getafe estuvo marcada por las dificultades económicas que atravesaba el club: “El Espanyol me ofreció una renovación muy a la baja, no entendía cómo no podía, al menos, mantener mi contrato”. Pese a sus buenos momentos en el Espanyol, la relación se deterioró, especialmente cuando según defiende desde la directiva se comenzó a filtrar información en la prensa que ponía a la afición en su contra.
El destino lo trajo de vuelta a casa en 2016, pero aquel regreso no fue lo que Álvaro esperaba. “Me arrepiento un poco de haber vuelto al Espanyol. No tuve la confianza del míster, no me encontré bien en el campo y sufrí muchas lesiones. No estaba preparado física ni mentalmente para competir en Primera”. Su segunda etapa en el club, bajo la dirección de Quique Sánchez Flores, fue un cúmulo de dificultades que afectarán su rendimiento y bienestar personal. Antes de consumarse su vuelta tuvo que medicarse para dormir ya que no podía descansar, confiesa en la entrevista: “Lo pasé mal aquel verano. Fueron dos meses de incertidumbre porque no sabía donde iría a parar. Estuve con medicación para dormir porque me costaba mucho dormir y no descansaba… y llegué, y tuve que ponerme de cero a cien en una semana. Era volver a competir en Primera división con un club que estaba creciendo y que estaba haciendo muchos fichajes. Físicamente y mentalmente tampoco estaba preparado y fueron viniendo lesiones muy continuas que me fueron lastrando”.

Pese a todo, el cariño por el Espanyol sigue intacto. Álvaro siempre ha sido y será perico. “El año pasado fui al partido del ascenso y la gente me mostró mucho cariño. Estoy muy agradecido al club por todo lo que me ha dado a nivel futbolístico”. Aunque su carrera en el Espanyol fue una montaña rusa de emociones, para él siempre será su casa.
