La opinión de Juan José Caseiro tras el Amorebieta – Espanyol:
Dicen que es ficción, aunque todos conocemos episodios reales. Se supone que lo practicaban oficiales rusos en períodos de guerra, víctimas de comportamientos suicidas. Les hablo de la ruleta rusa, ese juego al todo o nada, mortal en caso de acertar con la única bala que se pone en el tambor del revólver. Manolo cargó la pistola con el proyectil del ataque y la inoperancia arriba, convirtió la apuesta en la escena de Karra Elejalde en Airbag: cinco disparos en la sien y ninguno acierta.
Nueva imbatibilidad de Joan, que bien podría jugar de mediocentro organizador; Roca pagó los platos de un mal hacer general; el contagio le llegó también a Omar, centrador a ninguna parte; dolía ver a la hora de partido la endeblez de Calero en un sprint al que llegó antes Cabrera, en lo poco que apareció el uruguayo y curioso que Milla, se llevase la nota más alta en una posición inimaginable en su carrera.
Los precedentes de ganar sin chutar los agotó Ramis, por eso Keidi fue el único en hacerlo; Aguado ralentizó cualquier transición que eliminaba la posibilidad de sentencia.
El drama delante fue los que hacen época: Puado no conjuga intención con puntería, Keita se superó para mal de actuaciones pasadas y hasta Braithwaite nos pareció un jugador menor.
Entraron Salvi, Sergi, Gastón, Lazo y Brian como podían haber entrado fulano, mengano y zutano. Lo único significativo del banquillo, fueron los primeros planos de Melamed, con cara de “angry bird enfadado”. Tiene guasa después de lo que hemos aguantado.
Ahora sí, nos vamos al play-off. Si la sensatez sobrevuela nuestra casa, quizá podamos albergar alguna esperanza. Lo de Amorebieta es la última jaimitada, digna de anuncio. Del estilo de aquel de la fabada, el del abuelo, que, si hoy viviese, podría actualizarlo diciendo: ¿Y el Espanyol, que?¿Otra vez ha empatado a cero?
