Este viernes, en una Dani Jarque vestida de sentimiento, el Espanyol ha celebrado una nueva entrega de acto “De La21 al primer equipo”, un homenaje íntimo, sencillo pero cargado de simbolismo. Así el club ha querido reconocer los caminos de Antoniu Roca y Ángel Fortuño, dos chicos de la casa que hoy ya saben lo que es formar parte del primer equipo.
Andrés Merello ha sido el encargado de abrir el acto con una reivindicación clara, teniendo un recuerdo a por todos los que han hecho posible que estos dos jugadores, como antes muchos otros, estuvieran ahí. Desde ahí, el protagonismo ha pasado a dos voces de autoridad en la casa: Moisés Hurtado y Javi Márquez. Dos exjugadores, dos referentes, que han compartido vivencias y miradas desde dentro del vestuario de cantera.
Moisés y Márquez bendicen a Roca y Fortuño: “Lo tienen todo para triunfar”
Moisés, que entrenó a Roca en su etapa formativa, no ha podido contener el cariño: “Es el yerno perfecto”, ha soltado entre risas, aunque dejando claro que detrás hay un chaval con “carácter, personalidad y mucha determinación”. Sobre Fortuño ha sido aún más gráfico: “Es puro instinto, una bestia. Muy noble, muy honesto”. Para Hurtado, la clave de ambos está en algo que no se entrena: “La diferencia entre llegar y no llegar es la mentalidad, y ellos la tienen”.
Javi Márquez, por su parte, no vivió su proceso en el día a día, pero sí ha seguido su evolución desde la grada. Y eso le ha bastado para destacar “los valores” que ambos transmiten. “Eso es muy importante para nosotros, los que somos del Espanyol. Que además de buenos jugadores, sean buenas personas”. Sobre Fortuño, que lleva toda la vida en el club, ha señalado el mérito silencioso de un portero que ha esperado su momento sin alzar la voz: “Ahora tiene el reto más importante: asentarse. La portería del Espanyol siempre ha tenido muy buenos porteros, y él tiene el nivel para estar ahí”. Y con Roca ha tirado de memoria: “Llegó desde la Damm en etapa juvenil, y ya se le veía el hambre, las ganas de tirar la puerta abajo. Siempre hay que tener paciencia, pero hoy toca daros la enhorabuena”.
Antoniu, que ha tomado la palabra recordando divertido lo que le costó que Moisés Hurtado dijera bien su nombre -“Fue muy tajante, o Antoniu o Roca, me dijo”, ha explicado Hurtado-, ha sido el primero en responder a una batería de preguntas. Hurtado les ha cuestionado qué valores le piden a un entrenador, y Roca ha dicho “que sea una persona honesta. Como jugador te pueden ir las cosas bien o no, puedes jugar o no, puede ser justo o injusto, pero te ha de decir las cosas a la cara. Te ha de decir que estás en el buen camino y sigas trabajando y que llegarán las cosas, o que no, que trabajes más o no jugarás. Que sea claro es lo que necesitas de un entrenador”. Fortuño coincidía: “Lo que ha dicho Roca, que sea honesto contigo, a veces no pueden decirte todas las verdades pero con que llegue y te diga las cosas buenas o malas, lo otro ya es cosa del jugador. La gestión como grupo es muy importante, lo técnico y táctico lo hago en mi caso con Josep”. Antoniu ha añadido en este sentido que “el juego influye, cada jugador tiene unas características y se adapta mejor a un estilo u otro”.
Javi Márquez les ha preguntado en qué momento de su paso por el Fútbol Base vieron que podían llegar al primer equipo; Fortuño ha dicho que “cuando eres pequeño no piensas en eso, pero cuando llegas a Juveniles y vas fuera de Catalunya, que ves que das el nivel para jugar con gente buena, y te llaman de secciones ves que tienes nivel para esto y puedes llegar”. Roca ha dicho que “es un poco diferente a lo de Ángel, desde que llegué al club el objetivo era el primer equipo, pero nunca lo había visto cerca hasta que llegó el momento. Lo vi cerca al subirlas primeras veces con Luis García. Siempre he tenido el objetivo, las ganas y la ambición del primer equipo, pero hasta que no he pisado no lo he visto cerca”. A lo que Fortuño ha rebatido entre risas: “No se lo cree nadie, eso”.
Moisés Hurtado ha preguntado por los referentes pericos o no pericos de ambos; Fortuño ha citado a “Iker Casillas, lo hemos visto desde pequeño lo que ha ganado con su selección y su club, y en el Espanyol cuando venía a recoger pelotas estaba Carlos Kameni, que imponía mucho; estaba detrás de la portería, le di rápido la pelota y me metió una bronca, ese día me cagué vivo”.
😂 Àngel Fortuño puede decir que recibió una bronca de Carlos Kameni. #RCDE #La21 pic.twitter.com/tKyYBY2EV7
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Antoniu se queda con “mi padre; los valores que me ha inculcado, me ha apoyado toda mi familia y en especial él, y como deportista, Rafa Nadal. A nivel futbolístico me ha gustado fijarme en jugadores que juegan en mi posición, muchos extremos, Rivery, Robben, siempre me fijo en jugadores de ese estilo y me sigo fijando”. Hurtado, que ha compartido vestuario con Iker Casillas, ha apuntado que Fortuño le recuerda a él. Otro mito perico, Tommy N’kono, presente en el auditorio, ha dicho que hay más cosas aparte de parar para un portero, como evitar.
La resiliencia, la mentalidad y el compañerismo, en el centro del diálogo
En uno de los momentos más íntimos del acto, Moisés Hurtado ha querido poner sobre la mesa una verdad que pesa especialmente para quienes viven bajo palos: el error forma parte del camino. Y ha apuntado directo a Fortuño, cuyo debut en Copa no fue precisamente de postal. “Los campeones se forjan en cómo se levantan de los errores”, ha afirmado Moisés. Fortuño, sin esconderse, ha respondido con la madurez de quien ya ha hecho ese ejercicio: “Si un portero no convive con el error está muerto. No los quieres hacer pero pasan, te hacen aprender”. Ha contado que lo más importante en esos momentos es “apoyarte en la gente que te quiere, en la familia, y también en los compañeros del día a día que están siempre ahí”. Con calma y sinceridad ha añadido: “Un error lo tiene cualquiera, lo que pasa es que en el portero es gol. Pero la mente ha de estar fuerte. A los delanteros no se les dice nada”.
Después ha llegado el turno de conocer detalles más futboleros. Hurtado le ha lanzado a Antoniu Roca la clásica pregunta de qué banda prefiere. Y Antoniu no ha dudado: “Me siento mejor como extremo izquierdo, aunque en la derecha tampoco me siento mal, puedo rendir perfectamente. Pero mi mejor versión está en la izquierda”. Con una sonrisa, ha añadido: “¿Si Manolo lo sabe? Manolo lo sabe esto”.
Javi Márquez ha querido ir un poco más allá y plantearles una cuestión que suele generar debate entre los formadores: ¿qué pesa más para llegar a profesional, la disciplina, el talento o la mentalidad? Antoniu lo ha tenido claro: “Disciplina y mentalidad, sin duda”. Y Fortuño ha coincidido, reforzando la idea de que el esfuerzo constante, sin perder de vista el foco, marca diferencias cuando las piernas flaquean o el talento solo no basta.
El momento más honesto y humano ha llegado con la pregunta de Moisés que ha generado más reflexión. Les ha propuesto una situación incómoda pero real: si preferían que el compañero con el que se disputan el puesto lo haga bien y el equipo gane, o que falle un poco aunque el equipo no gane. Fortuño ha sido rotundo: “Que el equipo gane”. Antoniu, por su parte, ha ido un poco más allá: “Sí que es cierto que si el de tu posición lo hace bien, tienes más difícil jugar. Pero esa mentalidad la he dejado atrás. Me centro en mí mismo. Si te centras en mejorar, cuando salgas lo más normal es que juegues unos minutos. Y esos minutos los tengo que aprovechar, es lo que depende de mí. Me tengo que centrar en eso, en los minutos que me dé el míster”.
El recuerdo de Glasgow: entre la broma y la cicatriz que no se borra
El acto también ha dejado espacio para las risas y las confidencias, en uno de esos momentos que conectan pasado y presente de una forma muy humana. Ángel Fortuño ha lanzado una pregunta que ha hecho sonreír a todo el auditorio. Le ha preguntado a Moisés Hurtado qué sintió cuando fue expulsado en la final de la Copa de la UEFA de 2007, aquella noche amarga en Glasgow ante el Sevilla.
Com pugen els de #La21 😂 La pregunta de Fortuño a Moisés Hurtado: pic.twitter.com/0cDegr4dxT
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“Todo el mundo que me para me recuerda la calvicie y la expulsión”, ha respondido Moi entre carcajadas, tirando de autocrítica con naturalidad. Fortuño, cómplice, ha soltado: “Ojalá llegara una final y que me expulsen”.
Hurtado, sin perder el humor pero dejando ver lo que supuso aquello en su vida, le ha respondido con sinceridad: “Que sepas que te va a quedar para toda tu vida”. Ha rememorado lo que sintió en esos minutos eternos: “Fue un momento muy complicado. Estaba en el vestuario llorando las penas y cuando marcó Jonatas fue como ‘hostia, una nueva vida’. Pero luego fue un doble golpe”. Y ahí, sacó el genio perico: “Luego veo otras finales por ahí y veo a Casemiro las entradas que hace, en las que no hay amarillas ni nada, y me acuerdo del árbitro suizo y me cago en todo”. El recuerdo duele menos, pero no desaparece: “Es un estigma. Antes me dolía más, pero el tiempo todo lo cura”.
La prensa entra en juego: retos, sueños y agradecimientos sinceros
La última parte del acto ha estado marcada por las preguntas de los medios, que han servido para conocer un poco más cómo viven Antoniu Roca y Ángel Fortuño este momento tan especial de sus carreras. Uno de los temas clave ha sido la dificultad de mantenerse una vez se llega al primer equipo. Roca lo ha dejado claro con una sinceridad muy de vestuario: “Lo más difícil es mantenerse; este año hay nuevos jugadores, competencia, es vivir el día, seguir trabajando, esperar el momento, estar preparado, porque si no cuando llegue no lo aprovecharás. Al final lo más importante es que el equipo está de puta madre”. Palabras que definen bien el día a día del canterano que ya ha cruzado la puerta, pero ahora tiene que aguantar dentro.
Fortuño ha compartido esa misma sensación, desde una perspectiva distinta: la del portero suplente. “Desde mi posición, el portero no se rota tanto. Dmitrovic está a un nivel espectacular, pero al final yo he de seguir trabajando día a día, confiar en mí mismo, que es lo que hago, y si no confío no llegaré a nada. Ver que entrenas de puta madre, no puedes hacer nada para que llegue tu momento, solo esperar y trabajar, y es lo que estoy haciendo”. Una declaración honesta y potente, que resume muy bien el lugar en el que está.
También han reflexionado sobre esa evolución típica del canterano: llegar, asomar la cabeza con minutos sueltos y luchar por consolidarse. En este sentido, reconocen que ahora mismo están en un Espanyol muy distinto al de otros años, un equipo que funciona, con química en el vestuario y una idea clara en el campo. Fortuño lo ha descrito así: “El año pasado ya se vio, este año hay mucha sintonía, mucho jugador joven y también con experiencia en una buena mezcla, y se nota en el campo. El entrenador está llegando a los jugadores, sabemos a qué jugamos, y es verdad que ayuda a que haya mejor ambiente. Claro que queremos estar aquí para toda la vida y que el Espanyol siga así”. Y Roca, pese a los rumores de una posible cesión, lo ha dejado claro: “Al final lo que queremos es lo mejor para el equipo y para sí mismo, y lo mejor para Ángel y para mí es que el equipo vaya como un tiro, y aprovecharnos de este buen momento”.
Cuando se les ha preguntado cómo se ven dentro de cinco años, ambos han tirado de ambición, pero con los pies en el suelo. Antoniu lo resumía en una frase clara: “Espero que aquí, triunfando, consiguiendo los objetivos, que haya evolucionado como jugador, que sea conquistando nuevas metas y el equipo esté lo más alto posible”. Fortuño, por su parte, no ha dudado en ponerle nombre a su sueño: “Mi sueño es coger la portería del Espanyol algún día, y para eso trabajo. Yo quiero lograrlo y espero lograrlo algún día, hay que seguir trabajando”.
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Y si hay un tema que suele generar cierto respeto en el entorno blanquiazul es Europa. Durante años ha sido un terreno casi tabú, pero esta generación parece no tenerle miedo. Roca se ha mostrado prudente pero positivo: “Me gusta, me gusta hasta cierto punto. Te dice que estás haciendo las cosas bien pero que no te equivoques, que algo te ha traído aquí, que no dejes de hacer lo que estás haciendo porque estás en el buen camino pero que aproveches y sigas el buen camino”. Fortuño ha sido más directo: “Todos los jugadores queremos llegar lo más arriba posible. El equipo está en buena dinámica, este fin de semana el equipo irá a ganar, no a buscar un empate. Decir que vamos a asegurar la permanencia está bien, pero sabemos lo que queremos, y el equipo quiere estar lo más arriba posible”.
También ha habido espacio para los recuerdos. A la pregunta de con qué momento se quedan desde que están en el Espanyol, Antoniu ha señalado su debut con el primer equipo, mientras que Fortuño ha emocionado al recordar su primer día de entrenamiento, cuando era un niño: “Con nervios y entre lloros acompañando a mi madre, pero viendo hasta dónde he llegado, ha sido un día especial para mí”.
Para acabar, ambos han querido destacar la figura de Manolo González, fundamental en este proceso. Fortuño ha sido claro: “Es una pieza muy importante en el equipo y para el jugador, ha tenido un trato genial, me dice las cosas como son, es un tío muy cercano con el jugador y eso viene bien, espero que esté muchos años porque está haciendo un trabajo espectacular”. Y Roca, con gratitud, ha coincidido: “Al final un entrenador ha de ser honesto y yo creo que lo es, al menos conmigo. Manolo me dice las cosas como son, y lo valoro muy positivamente. Me dio la oportunidad de subir con el primer equipo, estoy superagradecido”.
Así ha cerrado el acto “De la 21 al primer equipo”, que ha sido mucho más que una charla: ha sido un espejo donde muchos chicos de la Dani Jarque pueden mirarse. Porque llegar cuesta, pero mantenerse, como ellos han dicho, es aún más difícil. Y sin embargo, si se hace desde el trabajo, la honestidad y el orgullo por la camiseta, el camino merece la pena.







