En Bilbao han dicho basta. El Athletic Club no está dispuesto a quedarse de brazos cruzados mientras el FC Barcelona maniobra en el mercado con una libertad que, según su criterio, no se ajusta a la normativa vigente. Y no lo dicen en voz baja. Según ha adelantado la Cadena SER, el presidente rojiblanco, Jon Uriarte, y el director general, Jon Berasategi, aprovecharán un viaje a Madrid -por motivos vinculados a la Liga F—-para mantener contactos con la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y con LaLiga. ¿El objetivo? Dejar claro que tienen la intención de fiscalizar todas las operaciones económicas que realice el Barça.
El club vasco se encuentra en plena batalla por retener a Nico Williams, un jugador que interesa -y mucho—-en Can Barça. Y la situación, inevitablemente, recuerda a lo vivido recientemente por el Espanyol con Joan García. En ambos casos, el denominador común es el mismo: el club azulgrana intenta pescar en casa ajena aprovechando el poder mediático y su habitual capacidad de presión institucional.
Desde Ibaigane no esconden su malestar. Consideran que el Barça no cumple los requisitos para acogerse a la regla 1:1, esa que solo permite a los clubes invertir en fichajes la misma cantidad que ingresan en ventas. Por eso, según la citada emisora, el Athletic exigirá a la RFEF y a LaLiga que no se permita el pago de la cláusula de Nico Williams mientras el conjunto azulgrana no demuestre que cumple con la citada normativa. Un movimiento contundente, que busca marcar un precedente.
La reacción no es casual ni improvisada. Es fruto de un hartazgo creciente en varios clubes que, como el Espanyol, han vivido de cerca el desgaste que suponen las operaciones que el Barça ejecuta al límite del reglamento, a menudo con el beneplácito tácito de los organismos que deberían velar por la igualdad de condiciones. La diferencia, en este caso, es que el Athletic ha decidido alzar la voz y actuar con determinación.
Mientras tanto, en el entorno perico muchos se preguntan qué hará el Espanyol. Porque, aunque la operación Joan García ya es historia, la forma en que se produjo sigue generando malestar entre la afición. La iniciativa del club bilbaíno sirve como espejo: un ejemplo de cómo responder ante lo que muchos consideran abusos de poder.
Laporta, por su parte, “mostraba su sorpresa” al conocer el paso dado por el Athletic. Una reacción que difícilmente convence en un contexto en el que el Barça acumula tensiones con buena parte del fútbol español. Y no es para menos. Su forma de operar, con el respaldo de un aparato mediático bien engrasado, no solo genera desconfianza: está provocando que cada vez más clubes se decidan a plantarle cara. Como ahora ha hecho el Athletic. Y como, tal vez, debería hacer también el Espanyol.
