El atropello múltiple ocurrido este lunes en Liverpool, en pleno centro de la ciudad y durante la celebración del título de la Premier League, ha sacudido al mundo del fútbol. Lo que debía ser una jornada festiva acabó empañada por una tragedia: 27 personas heridas, entre ellas cuatro menores, y dos víctimas en estado grave. Las imágenes de los servicios de emergencia actuando en Water Street, junto al Liver Building, reflejan la crudeza del suceso.
La respuesta del fútbol inglés —e incluso internacional— ha sido contundente y solidaria. Clubes rivales históricos como el Manchester United se han apresurado a mostrar su apoyo al Liverpool FC y a la ciudad: “Nuestros pensamientos están con el Liverpool FC y la ciudad de Liverpool tras el terrible incidente de hoy”, publicaron en redes sociales. Lo mismo hizo el Everton, su gran rival ciudadano: “Nuestros pensamientos están con todos los afectados por este grave incidente en nuestra ciudad”. Mensajes institucionales a la altura de las circunstancias.
La Premier League expresó su “conmoción” por los hechos y ofreció su total apoyo al club. Incluso la FIFA, a través de su presidente Gianni Infantino, trasladó sus oraciones a los afectados, reafirmando que “el fútbol se une al Liverpool FC y a todos los aficionados del club tras el horrible incidente”.
Nadie duda de que este tipo de tragedias merecen una reacción firme, empática y pública. Y en este caso, la solidaridad ha estado a la altura. Pero lo que llama la atención es el contraste con lo sucedido hace apenas unas semanas en Barcelona, en la previa de un Espanyol – Barça. Aquel día, otro vehículo embistió a varias personas en los alrededores del RCDE Stadium. También hubo heridos, también hubo miedo, y también se interrumpió una jornada que debía girar en torno al fútbol.
Sin embargo, en esa ocasión la reacción fue radicalmente distinta. El silencio institucional fue prácticamente total y los grandes clubes españoles —incluidos algunos implicados directamente en el partido en cuestión— no se pronunciaron con la misma celeridad ni con el mismo compromiso. No hubo en general comunicados, ni publicaciones de apoyo, ni gestos simbólicos. El incidente fue minimizado e ignorado en la mayoría de medios nacionales, donde rápidamente se puso el foco en las víctimas como causantes del problema, como si el sufrimiento solo mereciera atención cuando afecta a determinados escudos o contextos.
Esta disparidad en el tratamiento no puede ni debe pasar desapercibida. No se trata de comparar tragedias, sino de evidenciar una realidad: el fútbol español mantiene una jerarquía de atención y sensibilidad que penaliza a ciertos clubes y entornos, como el Espanyol, incluso en momentos de máxima gravedad, constatándose algo que en el fondo provoca una enorme tristeza: la empatía y la solidaridad tienen en nuestra tierra doble rasero.
