El atropello múltiple ocurrido en los alrededores del RCDE Stadium, que dejó 17 heridos —cuatro de ellos hospitalizados y uno de gravedad en Bellvitge con un golpe importante en la cabeza, afrontando 24 horas clave—, ha dejado una profunda conmoción en el entorno del Espanyol. Pero lo que parecía una tragedia con víctimas claras empieza a adquirir un tono preocupante: el relato mediático comienza a deslizar, de forma cada vez más evidente, una culpabilización hacia la afición perica.
En el programa En Boca de Todos, dos conocidas de la conductora implicada han expresado su versión de los hechos, en la que el foco no se sitúa sobre la gravedad del atropello, sino en el supuesto miedo que dicen sufrir algunos vecinos. “Los vecinos de Cornellà tenemos miedo de salir a la calle con los niños por lo que pueda pasar. Esta vez ha sido esto, y es grave. Tenemos miedo, no salimos cada vez que hay un partido, mucho miedo, muchos insultos, necesitamos un poco más de seguridad”, afirmaron ante las cámaras.
#ÚLTIMAHORA | Un atropello múltiple en los exteriores del campo del Espanyol deja 14 heridos.
➡️ Hablamos con dos conocidas de la conductora: “Tenemos miedo de salir a la calle”.
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El testimonio desdibuja el hecho principal: fueron casi 20 aficionados del Espanyol los que acabaron heridos por el impacto de un vehículo. Y sin embargo, lo que empieza a instalarse es la idea de que el problema no fue el atropello en sí, sino la presencia de los propios aficionados.
Es un patrón que el espanyolismo reconoce bien. Convertirse en sospechoso habitual, incluso cuando es víctima. Las investigaciones siguen su curso, pero mientras tanto, la sensación que queda es inquietante: la afición del Espanyol, que sufrió una agresión en plena calle, empieza a ser retratada como causante de un conflicto que jamás inició. Una narrativa que duele y que, lamentablemente, ya no sorprende.