Este sábado, el Espanyol visitará Balaídos para jugar ante el Celta y se reencontrará con un viejo conocido… de los que dejan huella. Borja Iglesias, el delantero que un día fue ídolo total en Cornellà-El Prat y acabó siendo visto casi como un traidor, estará enfrente. Y no es el primer reencuentro de este tipo: si la semana pasada tocó cruzarse con Raúl de Tomás, ahora es el turno de ‘El Panda’. Y como en el caso de RDT, desde que salió del Espanyol, ni los números ni las sensaciones han vuelto a ser los mismos.
Borja, que esta temporada juega en el Celta cedido por el Betis, está lejos de su mejor versión. Lleva 5 goles y hace más de tres meses que no ve puerta, desde que marcó ante el Rayo, aunque es cierto que en los últimos dos encuentros ha repartido dos asistencias. Nada que ver en cualquier caso con aquel delantero letal de la 2018-19, cuando se salió con 17 goles en Liga, fue el segundo máximo goleador nacional y ayudó al Espanyol a meterse en Europa. “Mi año en el Espanyol fue increíble”, decía tiempo después, ya desde el otro lado. “Cuando veo alguna foto del partido contra la Real Sociedad que nos abrió las puertas de Europa se me pone la piel de gallina”.
Se la puso a él… y a toda la afición perica, que le idolatraba. El club pagó 10 millones al Celta (que no lo quería) tras su temporadón en el Zaragoza y el fichaje salió redondo. Lo tenía todo: goles, carisma y conexión con la grada. “La gente siempre me trató con cariño y, al final, que te cante que te quedes es lo más bonito que te pueden decir”, soltó en su momento. Pero no se quedó.
Llegó el Betis, puso 28 millones sobre la mesa (récord histórico para el Espanyol, y una cifra muy lejana a los actuales 3 kilos en que está tasado) y Borja lo vio como un paso adelante. La afición lo vivió como una traición, y no ayudó que, tiempo después, celebrara goles contra el conjunto perco con rabia y el puño apretado. Algunos lo entendieron como pura emoción, otros como una falta de respeto; en cualquie caso, el cariño se convirtió en decepción. Y lo que dolió más fue que no haya vuelto a brillar igual.
Sí, en el Betis ganó una Copa del Rey (2022), pero también fue perdiendo protagonismo. El curso pasado, casi por sorpresa, acabó en el Bayer Leverkusen donde sumó títulos (Bundesliga y Copa de Alemania), pero apenas minutos. Esta temporada regresó cedido a su Celta natal, donde empezó bien… pero lleva meses sin ver puerta. Y este sábado se reencontrará con su pasado.
El mismo pasado que tampoco parece haberle ido mejor a Raúl de Tomás, otro ex que se cruzó recientemente con el Espanyol. Como Borja, salió por la puerta de atrás, y como Borja, tampoco ha vuelto a ser el jugador que fue en Cornellà. A veces da para pensar.
Ahora el reto está en Vigo. El reencuentro entre el ‘hijo pródigo’ del Celta vestido de celeste, mientras los pericos tratarán de evitar que la historia se repita. Que no haya gol del ex. Que no haya rencor gratuito. Que no haya rabia contenida.
Porque, aunque a Borja todavía se le note el cariño por su etapa blanquiazul, también dejó heridas que no han cerrado del todo. Este sábado, el reencuentro será a domicilio. Pero los recuerdos viajarán con nosotros. Ojalá esta vez no pesen.
