El nombre de Carlos Bucero ha sonado con fuerza en las últimas horas en clave perica. El periodista Matteo Moretto reveló en La Pizarra de Quintana de Radio Marca que el que ha sido director general de fútbol del Atlético de Madrid habría mantenido conversaciones con el Espanyol, en el marco de la reestructuración que está llevando a cabo el club blanquiazul bajo la nueva propiedad de Alan Pace.
— Alejandro (@alexmostoles) November 6, 2025
Sin embargo, horas después, Mundo Deportivo matizó la información asegurando que desde el Atlético no se espera una salida inminente y que Bucero sigue formando parte del organigrama rojiblanco.
En cualquier caso, el simple hecho de que su nombre haya aparecido en la órbita perica no es casualidad. El Espanyol parece buscar reforzar su estructura deportiva con perfiles de experiencia, solvencia y conexiones internacionales, y Bucero encaja perfectamente en ese perfil.
Un perfil discreto y con mucha trayectoria en los despachos
Poco dado al protagonismo y alejado de los focos, Carlos Bucero (Madrid, 1973) es uno de esos ejecutivos de perfil bajo que, sin embargo, acumula una enorme influencia en los despachos. En el Atlético de Madrid, donde ha venido ejerciendo como director general de fútbol, ha sido una figura clave en la coordinación del primer equipo, la academia y las filiales internacionales (Atlético San Luis y Atlético Ottawa).

Su papel se ha visto reducido desde la llegada de Mateu Alemany, nuevo responsable de fútbol profesional masculino. Esa reestructuración interna ha recortado su margen de actuación, y es ahí donde surgen los rumores sobre un posible movimiento. Bucero fue nombrado por Miguel Ángel Gil Marín como hombre de confianza, pero el nuevo esquema lo ha dejado con menos competencias que al inicio.
Del Real Madrid al Atlético: un puente entre dos mundos
Antes de su etapa en el Metropolitano, Bucero se formó en la cantera ejecutiva del Real Madrid, donde trabajó junto a Pedja Mijatovic y José Ángel Sánchez (JAS) entre 2006 y 2009. Aquella experiencia lo marcó profesionalmente. Aprendió a moverse entre bastidores, a manejar información sensible y a mantener la discreción. “Oír, ver y callar”, como le gusta repetir.
Durante esos años participó activamente en la planificación de fichajes como Higuaín, Marcelo, Pepe o Robben, y fue considerado una figura esencial en la estructura deportiva del club blanco. Cuando Florentino Pérez regresó a la presidencia en 2009, Bucero salió de Chamartín y dio un paso hacia el mundo de la representación.

Trabajó varios años junto al agente Jorge Mendes, colaborando en operaciones de alto nivel y creando su propia cartera de representados, entre los que destacaban Julen Lopetegui, Aitor Karanka, Luis de la Fuente o Rafa Mir. Fue precisamente Lopetegui, a quien considera un hermano, quien más confió en él como asesor y gestor de carrera.
El paso al Atlético y su forma de trabajar
En 2024, Bucero volvió a los clubes de primer nivel de la mano del Atlético de Madrid, donde asumió la dirección general de fútbol. Según explicaba entonces Enrique Ortego, se trataba de un “todoterreno” con mando directo sobre toda el área deportiva y solo responsable ante Miguel Ángel Gil.
“Es metódico, leal y sabe lo que quiere”, decía Pedja Mijatovic sobre él en la Cadena SER. “No quiere protagonismo. Se dedica a trabajar. Tiene sus propias ideas pero también sabe seguir las estrategias del club”. Esa mezcla de humildad y disciplina lo ha convertido en un perfil muy valorado en el sector, aunque no siempre mediático.

En el Atlético, sin embargo, su influencia se ha ido diluyendo con el tiempo. Las últimas ventanas de mercado, con inversiones elevadas y resultados desiguales, y el aterrizaje de Mateu Alemany al frente del área, han dejado a Bucero en un segundo plano.
Un posible encaje en el nuevo Espanyol de Velocity Sports Partners
La posibilidad de que Bucero acabe en el Espanyol surge en un contexto muy concreto: el de la profesionalización del organigrama perico. Con Alan Pace y Velocity Sports Partners al mando, el club catalán podría buscar rodearse de directivos con experiencia en la élite europea y conexiones internacionales.
En ese sentido, el nombre de Bucero no suena descabellado. Su perfil combina gestión deportiva, conocimiento de mercado y experiencia en estructuras complejas como la del Atlético. Además, su paso por el Real Madrid y su trabajo con Mendes le dan una red de contactos que podría ser útil en Cornellà.

De momento, eso sí, no hay movimientos confirmados. En el Metropolitano aseguran que Bucero sigue en su puesto, y que cualquier cambio dependerá de cómo evolucione la reestructuración interna. En el Espanyol, por su parte, mantienen la discreción habitual en este tipo de procesos.
Un profesional de perfil bajo y resultados tangibles
A sus 51 años, Bucero representa a esa nueva generación de gestores silenciosos que prefieren el trabajo al foco. Sabe moverse en los entresijos del mercado, conoce los tiempos de los despachos y ha aprendido a convivir con los egos de entrenadores y agentes. Es, como lo definió un compañero suyo, “un hombre de confianza que no falla nunca”.
Que acabe o no en el Espanyol es algo que todavía está por ver, pero su trayectoria deja claro que es un nombre de peso en el fútbol español. De confirmarse su desembarco en Cornellà, sería un movimiento ambicioso y simbólico: el fichaje de un cerebro acostumbrado a la alta competición.
