El Espanyol salió de Anoeta con un empate (2-2) que sabe raro: de esos que en frío se pueden dar por buenos, pero que en caliente dejan a todos con cara de fastidio. Con un 0-2 en el marcador y el partido bastante controlado, los de Manolo González vieron cómo la Real se les vino encima en la última media hora y acabó igualando. Uno de los que habló después fue Carlos Romero, muy sincero en su análisis.
El lateral no escondió la sensación del vestuario: “Hay que darlo por bueno pero nos vamos jodidos porque con 0-2 teníamos el resultado controlado, al final se nos escapa. Nos han generado más ocasiones de las que nos gustaría, es un deber a corregir; venir aquí, hacer el partido que hemos hecho esos 60 minutos, todos estamos jodidos porque nos veíamos capaces de llevarnos el triunfo”. Palabras claras, de esas que reflejan lo que todos pensaban: se podía haber ganado perfectamente.
Romero también quiso destacar el crecimiento del grupo en los últimos meses: “Desde el pasado invierno el equipo fue otro, se está viendo que nos sentimos muy seguros y nos vemos capaces de ganar a cualquiera, hay que seguir creciendo, subiendo el nivel, estamos muy a gusto y muy seguros de nosotros”. El mensaje es optimista: este Espanyol transmite solidez y confianza.
Lo que más valoró el defensa fue el cambio de chip en lo mental: “La mentalidad es muy fuerte, el año pasado nos íbamos muy rápido de los partidos, cuando nos daban un golpe el equipo se venía abajo, desde el invierno y este año el equipo reacciona muy bien a los golpes. Hemos tenido la de Calero y la de Puado al final, una lástima no llevarnos los tres puntos pero hay que darlo por bueno, tenemos cuatro puntos y vienen dos partidos en casa que hemos de disfrutar con nuestra gente y ganarlos. Vamos a sacar los seis puntos, nos vamos a ir tranquilos al parón ganando a Osasuna y al volver ganaremos el siguiente”.
Y cerró con una declaración de intenciones, sin medias tintas: “Tenemos la mentalidad de ganar siempre, tenemos que ser ambiciosos, nosotros mismos somos los que hemos de sacar esto, no lo decimos por decir, nos sentimos capaces de ganar a cualquiera y lo estamos demostrando”.
En resumen: punto trabajado, bronca por haber dejado escapar el triunfo, pero también una convicción firme de que el Espanyol de este curso no es el mismo que el del pasado. Con esa mentalidad y la confianza que desprende el vestuario, el mensaje queda claro: este equipo va en serio.