Este 19 de enero se cumple el noveno aniversario del aterrizaje de Chen Yansheng en el Espanyol, un ciclo que inició lleno de ilusión y promesas ambiciosas pero que ahora se ha convertido en una espiral de decepciones y críticas. La esperanza de la afición, encendida por la llegada de un magnate chino que prometía llevar al club a la élite europea, se ha desvanecido y ha dado paso a la frustración y la incertidumbre.
El inicio de la era Chen: promesas y sueños
En 2016, Chen llegó a Barcelona como el salvador de un Espanyol en apuros económicos. Al adquirir el 56,2 % de las acciones del club, arrebató a Dani Sánchez Llibre la condición de máximo accionista. Durante su primera aparición pública, seguida con expectación por parte de todos los pericos, prometió estabilidad financiera y objetivos deportivos que sonaron a música celestial para la afición: “El Espanyol debe estar entre los mejores equipos del mundo” y “luchar por la Champions dentro de tres años”.

Chen, apoyado por su conglomerado empresarial Rastar Group, transmitía una imagen de seriedad y solvencia. Incluso aseguró que no sería necesario nunca más vender jugadores por razones económicas, un punto de inflexión que a priori auguraba un futuro esperanzador para el club.
Realidad frente a ilusión
Sin embargo, la gestión de Chen ha estado marcada por el hermetismo y la falta de conexión con el entorno blanquiazul, condicionado por las barreras lingüísticas y la distancia física, ya que ha dirigido el club mayoritariamente desde China, algo que le ha restado credibilidad ante una afición que se siente abandonada. Sus escasas intervenciones públicas, desde hace años reducidas a las comparecencias telemáticas, han reforzado la percepción de que el Espanyol no es más que un apéndice dentro de su conglomerado empresarial.

Los números que explican la deriva deportiva son demoledores: catorce entrenadores, seis directores deportivos y dos descensos en nueve temporadas. Una inestabilidad que contrasta con las promesas iniciales de Chen y que ha tenido un impacto devastador tanto en el campo como en la relación con la afición. Además, pese a los muchos millones invertidos en el club, la situación económica no es la mejor, y está repercutiendo directamente en la devaluación del proyecto deportivo, que sobrevive bajo mínimos.
La figura de Mao Ye: un hombre de confianza cuestionado
Mao Ye, mano derecha de Chen y actual máximo responsable ejecutivo, ha sido el rostro de una junta directiva que nunca ha logrado convencer del todo. Su juventud y su total falta de experiencia previa en el mundo del deporte ha sido objeto de muchas críticas, a pesar de sus esfuerzos iniciales por transmitir una actitud conciliadora, algo que no ha sido suficiente para amortiguar el descontento generalizado.

Una afición desencantada
Con el equipo actualmente luchando por no consumar el que sería el tercer descenso a Segunda división de la era Chen, el Espanyol atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente. Para muchos aficionados, la falta de liderazgo y el aparente desinterés de Chen son los principales responsables de esta situación. La relación entre la propiedad y la afición pareced definitivamente rota. Las promesas de grandeza han sido reemplazadas por una realidad de mediocridad y muchas dudas sobre el futuro. Las voces que piden un cambio de rumbo, o directamente la venta del club, son cada vez más fuertes, pero Chen permanece inaccesible, ajeno a este clamor popular.

El futuro: ¿renovación o decadencia?
La incertidumbre marca el horizonte cercano para el Espanyol, tanto en el terreno deportivo como el institucional. Mantener la categoría esta temporada es fundamental no sólo para la economía del club sino también para mantener el ánimo de una afición que, a pesar de todo, sigue presente. Sin embargo, cada día que pasa se afianza más la sensación de que Chen ha renunciado a su compromiso con el Espanyol. Nueve años después de su llegada, las palabras de Chen Yansheng suenan como un eco vacío: aquella promesa de “luchar por la Champions” suena hoy más a una broma de mal gusto que a una realidad, y los aficionados que soñaban con un futuro brillante ahora se plantean una pregunta: ¿cuándo se producirá de una vez la venta y se cerrará la etapa de Chen y Rastar al frente del Espanyol?
