“Acabamos de pasar la tormenta perfecta”, advirtió el director general y consejero delegado del Espanyol, José María Durán, tras la celebración telemática de la Junta General de accionistas hace casi dos años, concretamente el 12 de diciembre de 2021. En ese momento, los propietarios del club aprobaron las cuentas del ejercicio 2020-21 con unas pérdidas de 11 millones, pero también celebraron la drástica reducción de la deuda, de 45 a 20 millones en un año, gracias a la ampliación de capital de 38 millones realizada en junio. Era la primera vez que la entidad perica presentaba pérdidas desde la llegada de Chen Yansheng en 2016. Pero la realidad demuestra que la tormenta aún no ha terminado y el club no está en un buen momento económico, como el último ejercicio demuestra.
Los ingresos del Espanyol habían retrocedido por la pandemia y el descenso a Segunda, lo que llevó al club a asumir pérdidas por primera vez desde que Rastar Group entró en el club. Ese día, Chen Yansheng manifestó “estar poniendo las bases de un club más fuerte y sólido”. La asunción de los números rojos fue en pro del ascenso del equipo, evitando ventas para cuadrar números que hubieran mermado el potencial deportivo de la plantilla.
Ese día los dirigentes presumieron de buena gestión, ya que las necesidades de tesorería estaban cubiertas y manifestaron que, quizás, era el equipo más capitalizado de la Liga. Pero la realidad ha sido muy distinta y el club prevé perder entre 9 y 10 millones en la presente temporada, lo que significaría cerrar el tercer ejercicio consecutivo con pérdidas. Y es que tras cerrar sus primeros cursos en positivo, este próximo 13 de diciembre, en una Junta de Accionistas que volverá a no ser presencial, volverá a presentar pérdidas. Y estas serán bastante superiores a las del curso anterior, ya que ascienden a 19,9 millones de euros, ya que no se produjo ningún traspaso importante.
Y en el presupuesto de esta temporada 2022-23 el club prevé volver a cerrarlo con pérdidas por tercera temporada consecutiva. La mala gestión deportiva realizada este verano, sobre todo con el traspaso de Raúl de Tomás por 8 millones más tres variables, o las salidas sin prácticamente ingresos de Adrián Embarba y Matías Vargas, por quien se pagaron casi 20 millones entre los dos, hará que las cuentas no salgan.
