La contracrónica del Espanyol – Rayo Vallecano, de la mano de Juan José Caseiro:
Para sentirse Veliz
Hércules llegó a héroe matando al león de Nemea, un monstruo despiadado con una piel tan gruesa que no le atravesaban las armas. Por eso le arrancó el pellejo y se salvó de su condición de esclavo, destino similar al que apuntábamos con un empate en una tarde de impreciso toma y daca.
Culminó Joan el protagonismo de la semana enfundándose el brazalete; la alternancia de los carrileros dejó a Omar con un precipicio a su espalda; que se trabaja a conciencia esta parcela lo demuestra el hacer de Calero y Kumbulla, pararrayos en el día más propicio. Lo que ahora llaman valor gol lo hizo primero Brian ante De Frutos y después Romero en la segunda, cuando antes ya había encontrado la manilla que abría el grifo del gol.
A Gragera la tormenta lo pillaba a pie cambiado y Král empezó a brillar, cuando le buscaron en el pase. Puado, en labores de tercer centrocampista, se había calzado mal las botas.
Quizá Jofre es el intento desde el banco de ir hacia delante cuando se juega en casa y Veliz levantó el coliseo, porque los gladiadores nunca se dan por vencidos.
Tocaba sorprender y en el descanso estaba cantado que iban a pasar cosas: Cardona limpió parte de la mala imagen del partido anterior y siguió Aguado, más espabilado en Primera que en Segunda. Cheddira llama a la puerta, generando la combinación que abrió la caja fuerte vallecana y Tejero contrarrestó los últimos intentos rayistas por su banda. Por la lesión, entró Sergi, necesario para lo que quedaba por dilucidar.
El complicado ejercicio de poner la idea de juego con ocho incorporaciones necesita tiempo, por eso mientras se consigue, las victorias refuerzan al grupo. Ser una piña, no la de Mercadona, ya saben. Llegar al parón mirando quien queda por debajo es una satisfacción, un orgullo, un compromiso que se vio en la celebración. No escatimen esta oportunidad. De aquí al siguiente round, merece la pena sentirse ‘Veliz’.
Juan José Caseiro
