La contracrónica siempre busca ir más allá del simple resultado, y en Montilivi hubo mucho que contar. El Girona y el Espanyol firmaron un 0-0 intenso, lleno de matices, donde el cuadro perico volvió a dejar la sensación de ser un equipo fiable, rocoso y con personalidad. Juan José Caseiro retrata en esta contracrónica todo lo que no se ve en los resúmenes: las paradas salvadoras de Dmitrović, el trabajo silencioso de la pareja Calero-Riedel, la chispa de Romero y la insistencia de un ataque que acarició el gol sin llegar a posar para la foto de la victoria. Un punto con sabor agridulce, pero con la convicción de que este Espanyol sigue creciendo.
Retrato del empate
Son muchos los fotógrafos de renombre que presentan cada año su trabajo al Premio Pulitzer. El prestigio del galardón en fotografía periodística reconoce las capturas que reflejan situaciones de la esencia de la condición humana. Optaba el Espanyol a emular aquella de los soldados marines en Iwo Jima y se quedó a un paso de plantar la bandera de la victoria en Montilivi.
La cámara nos enseñó que Dmitrovic paró dos peligrosas y en el negativo descubrimos el susto con los pies. El objetivo de Omar era aguantar tras la amarilla, la actuación de Calero junto a Riedel, retrato de una noche impecable de centrales silenciosos y Romero tiró de carrete en la segunda para llevar mucho peligro.
Va mereciendo Pol que le apunten los flashes; contribuye a que Urko se coloque mejor en el campo y salga en las fotos. El ‘click’ Milla, es la comprobación de que, en fútbol, muchas situaciones se pueden revertir.
El trípode de ataque lo intentaba, pero sin enfoque: Puado y Dolan se fundieron en carreras y a Roberto no lo soltaban, porque tenía todos los números para salir en la instantanea del gol.
Se incorporaron Pickel, Expósito y Jofre, señal de no querer bajar la intensidad y Kike con Terrats para completar la composición de un paisaje que Manolo no quería que acabase en empate.
Una buena suma de puntos y las sensaciones de lo que se ve en el campo: será difícil ganarnos. Nunca se debe perder en un minuto, lo que se trabajó durante noventa y tantos. El tiempo dará la perspectiva de un punto trabajado. Y adiós a algunos de esos complejos que nos han marcado. El equipo ‘aspirina’ es ahora, efervescente.
Juan José Caseiro
