La contracrónica del Rayo – Espanyol, por Juan José Caseiro:
Tormenta perfecta
Dos masas de aire a diferente temperatura provocan un contraste térmico de inestabilidad atmosférica y originan una tormenta. Y el temor a que nos cayera un ‘Rayo’ se frenó con el trueno de una actuación coral que desató la tormenta perfecta, de medición 0-4.
La primera colección de buenos ratos en la noche llegó desde la defensa: Joan suma otra enorme actuación, no aparecieron aristas en las bandas porque Omar y Romero blindaron sus callejones con Kumbulla colosal en los cruces y el Lele, ‘el señor Lele’, martilleando de cabeza en la zona preferida de un central al ataque.
El ‘Circo del Sol’ a tres pistas fue el mediocampo: Urko desatado, Pol equilibrista y Expósito haciendo trucos de magia en la mayoría de sus pases.
La goleada llegó al encontrar la entrada secreta a la portería rival: Antoniu identificó que a la espalda rayista estaba el premio, culminó con gol Roberto el más difícil de los que tuvo y Puado, infalible desde los 11 metros, no tiró de ‘Panenka’ porque la curiosidad de hacérselo a Batalla, mata gatos y ‘Jordanes’.
En el peor momento de la tempestad llegó Calero con la calma. Král, Jofre y Aguado oxigenaron el esfuerzo que habían hecho los primeros espadas y Milla cerró la cuenta, con ese gol de virguero que tiempo atrás le identificaba.
32 puntos en la buchaca jugándonos la vida fuera de casa. El día que nos favorecieron desde los rebotes hasta un penalti de VAR de la nueva hornada, esta victoria es un buen anuncio para los rivales en la tabla. Algo así como esas nubes que anuncian que se acerca un vendaval. A ver si esta es la fórmula de abandonar el fondo de clasificación, donde siempre hay borrascas.
Juan José Caseiro
