El Femenino A del Espanyol suma cuatro puntos de los últimos seis en juego. Unas cifras nada malas si se tiene en cuenta que el equipo comenzó los dos últimos encuentros perdiendo y que llegaba de cuatro derrotas consecutivas en las que no fue capaz de marcar. Los fantasmas de la pasada campaña volvieron con la mala racha, pero las de Rubén Casado los miraron a la cara con tal de espantarlos. Lo han conseguido y ya se sitúan siete puntos por encima del descenso.
Hay varios nombres destacados en esta muestra de superación, pero uno sobresale por encima de todos los demás. Es el de la gallega Anaïr Lomba, más conocida como Lombi. Una jugadora de carácter que, pese a no portar el brazalete, actúa como si de una capitana se tratase. Porque Lombi es una de esas pericas convertidas, uno de esos casos que una vez prueban lo que es el Espanyol no se pueden separar nunca más de él. Con pasado en el fútbol base del Barça, esta treintañera –tiene 31, para ser exactos- de A Guarda (Pontevedra) siguió los pasos de tantas otras compatriotas, siendo Vero Boquete el mayor exponente, y en la campaña 2014-15 firmó por el Espanyol, club en el que estuvo tres campañas. Suficiente para enamorarse de los colores blanquiazules; tras dos cursos en el Valencia, anunció que se retiraba del fútbol puesto que no quería seguir jugando con otro club que no fuera el Espanyol.
Jugadora ejemplar
Lombi descolgó las botas el pasado mes de enero ante la llamada del club de sus amores. El COVID-19 y la posterior suspensión de la Primera Iberdrola apenas le dejaron mostrarse de nuevo con la zamarra perica, algo que sí que está haciendo esta campaña. Y de qué manera. Porque su trabajo y capacidad de sacrificio es un ejemplo para las más jóvenes, pero Lombi no se queda ahí.
La gallega, de la que muchos pensaron que no daría la talla en su segunda etapa como jugadora del Espanyol, está demostrando que esa minoría se equivocaba y, con su calidad, está siendo una de las que tira del carro en estos primeros compases ligueros. Sin ir más lejos, ha anotado dos de los tres últimos goles blanquiazules: el del empate ante el Athletic en un encuentro que acabaría en victoria y el de la igualada en la última jornada ante el Logroño.
Susto sin consecuencias
Una muestra más de su compromiso es la lucha que demuestra en cada balón. Ese ímpetu la llevó a dar un susto mayúsculo el pasado 31 de octubre, cuando en el duelo ante el Eibar que el Espanyol acabó perdiendo por la mínima en la Dani Jarque chocó con una jugadora armera y cayó violentamente contra el suelo. Esos momentos de incertidumbre pasaron cuando Lombi recuperó la consciencia en la ambulancia, con un traumatismo cranoencefálico. Su amor por el club es tal que, una vez en el hospital y según publicó en Twitter, “me he peleado con todo el hospital para que no me rompieran la camiseta”. El Espanyol lucía la equipación conmemorativa del 120 aniversario. Un detalle de esos que dicen mucho.
Como el de querer jugar la siguiente jornada al susto mayúsculo, en Tenerife y solo cuatro días después del incidente. Solo los médicos del club, que prácticamente le prohibieron subir al avión, frenaron las ganas de Lombi. Porque esta delantera que sirve para todo no quiere dejar pasar esta nueva oportunidad que le ha brindado la vida en el Espanyol y la quiere exprimir al máximo.
Galicia y el Espanyol comparten algo más que los colores de su bandera, una conexión especial que hace que las jugadoras que pasan por el club perico se enamoren de él. Lombi, que ya podemos decir que literalmente se parte la cara por su equipo, es el último ejemplo de ello.
Necesitamos jugadores así en el equipo masculino.
Cuanta raó tens, i que gran es Lombi
Qué grande!