En el Espanyol se ha abierto un debate que promete dar guerra: quién debe ser el portero titular, Marko Dmitrovic o Ángel Fortuño. Eduardo Grenier analiza pros y contras de cada opción, desde la experiencia del serbio hasta el empuje del canterano, y termina mojándose con una apuesta clara que no dejará indiferente a la afición.
La gran disyuntiva de Manolo González: ¿Dmitrovic o Fortuño?
El costo más elevado de una traición es que, inevitablemente, genera desconfianza. Es humano querer esquivar un doble tropiezo con la misma piedra, aunque las personas y el contexto no sean similares y aunque todo el mundo merece el chance de demostrar su lealtad. Así se debaten ahora muchos aficionados del Espanyol, heridos tras la marcha del “innombrable” Joan García al club del otro lado de la diagonal, mientras observan de reojo la emergencia de un nuevo talento en su arco: Ángel Fortuño.
Por supuesto, el ascenso de jugadores noveles en un club tan grande como el Espanyol suele derivar en un camino muy escabroso. No todos, aun con la capacidad para triunfar, consiguen hacerlo sin antes dejar errores en el camino. Y dichos errores, cuando juegas en Primera, pueden pagarse caro a nivel personal y colectivo.
Quizás por eso la dirección deportiva con Fran Garagarza a la cabeza optó al inicio de este verano por “asegurar” con una figura contrastada la portería del primer equipo y trajo a Marko Dmitrovic, un cancerbero de prolongada trayectoria. Debo ser honesto: desde que salió del Eibar nunca más me ha “llenado los ojos”.
Sin embargo, en una posición clave como esa, la experiencia suele ser una importante virtud y la competencia entre el prometedor Fortuño y el veterano Dmitrovic motiva, al menos, tranquilidad. Si algo no sale bien, queda otra carta de altos quilates en la baraja. Ahí entra, entonces, la subjetividad del entrenador.
Estoy casi convencido de que el serbio será el titular contra el Atlético de Madrid este domingo, porque aunque desconozco las interioridades del vestuario, en el fútbol hay muchas cuestiones que no son secretos. Y los técnicos (incluso Manolo, que es de los más osados), no regalan habitualmente de inicio este tipo de sorpresas.
Aun así, en el Espanyol existe una figura cuya palabra pesa mucho: la de Tommy Nkono, quien ha emitido elogios constantes a Fortuño, los cuales deberían ser tomados en cuenta. Con el “innombrable” y con otros muchos no falló y si no creyera en el talento del canterano perico, no arriesgaría tanto en sus palabras.
Y si algunos achacan que es muy bajo para una posición clásica de jugadores espigados, ejemplos sobran en la historia de cancerberos de estatura similar que han marcado épocas. Otros aspectos pesan más, como la saltabilidad, la ubicación, el juego aéreo y con los pies, los reflejos y la comunicación y liderazgo con respecto a sus defensores.
Todo eso, creo, lo tiene Fortuño, junto a una ecuanimidad impropia de un “novato”, la cual debe consolidarse aún más si recibe la oportunidad de jugar todos los fines de semana y si sus errores (ojalá no los cometa) son perdonados por entrenador e hinchada.
En este punto del texto mi apuesta es clara, y no lo digo solo desde el romanticismo de quien quiere ver siempre en la gloria a los canteranos y a los que sienten más los colores del club, sino también a partir de un análisis de aspectos puramente deportivos: Ángel Fortuño debe ser el portero titular del Espanyol.
Eduardo Grenier
