Marko Dmitrović vivió el lunes ante el Mallorca su mejor noche desde que viste de blanquiazul. Y no es casualidad que esa actuación de escándalo coincidiera con un número redondo: su partido 200 en Primera división. Un bagaje quede 61 triunfos, 55 empates y 84 derrotas. Eso sí, ninguna de ellas con el Espanyol, donde está empezando a escribir una historia que pinta bastante seria.

La portería del Espanyol tras la marcha de Joan García al Barça
La situación de la portería perica fue un auténtico culebrón este verano. Con la marcha de Joan García al Barça, muchos aficionados apretaban a Fran Garagarza para que trajese a un guardameta contrastado y de garantías. Y el nombre más repetido era uno: Leo Román. El ibicenco, que había insinuado su deseo de salir del Mallorca, parecía el gran objetivo. Pero a mediados de julio todo se torció: el club bermellón anunció su renovación hasta 2030 y el sueño se esfumó. Fue entonces cuando apareció Dmitrović.
El fichaje de Dmitrović: de “plan B” a pieza clave en el Espanyol
El serbio llegó procedente del Leganés, donde había completado una temporada destacada con 32 partidos a buen nivel. Firmó por tres años y, siendo sinceros, el anuncio no levantó demasiada ilusión entre la grada. El recuerdo fresco de Joan y la expectativa con Leo Román hacían que su fichaje sonase a “plan B”. Pero el fútbol, que siempre pone a cada uno en su sitio, se ha encargado de dar la vuelta a la historia.
La trayectoria de Dmitrović: de Eibar y Sevilla a líder en Cornellà
Porque Dmitrović no es precisamente un desconocido. Formado en el Estrella Roja, rodado en Hungría e Inglaterra, fue en la AD Alcorcón donde empezó a sonar fuerte en España. Luego llegó a la SD Eibar, donde se convirtió en uno de los porteros más fiables de LaLiga, y más tarde al Sevilla, donde incluso levantó la Europa League en 2023 y jugó la Champions. Además, acumula experiencia mundialista con Serbia en Rusia 2018 y Qatar 2022. Vamos, que currículum tiene de sobra.

Un recital ante el Mallorca que conquistó a la afición perica
El pasado lunes, contra el Mallorca, el serbio se encargó de despejar cualquier duda: paradas de reflejos, seguridad en el juego aéreo y un aplomo que contagió a toda la defensa. Fue uno de los grandes responsables de que los tres puntos se quedaran en Cornellà. Y la grada lo reconoció, mostrándole un reconocimiento que parecía más propio de un jugador de casa que de un recién llegado.
Dmitrović hace olvidar a Joan y transmite seguridad bajo palos
Lo curioso es que su gran arranque ha hecho que muchos espanyolistas ni se acuerden de Joan. Y eso, teniendo en cuenta lo dolorosa que fue su marcha, ya es mucho decir. Dmitrović transmite jerarquía, carácter y personalidad bajo palos, justo lo que necesitaba un Espanyol que vive con la obligación de ser competitivo desde el minuto uno. Según el análisis de Chiquidatos al que hacemos referencia hoy, con Joan un 26% de los tiros a puerta acababan en gol, mientras que con el serbio ese porcentaje baja hasta el 21%.
De momento, el muro serbio se está ganando a pulso la confianza de una afición exigente. El reto, ahora, es mantener ese nivel semana tras semana. Pero si algo está claro es que Dmitrović no se arruga: ha llegado para quedarse.
