La afición del Espanyol sigue esperando el anuncio de la destitución del director deportivo del club Domingo Catoira. Considerado uno de los grandes responsables del descenso a Segunda división por la pésima planificación en el pasado mercado de verano, Catoira tiene un año más de contrato por lo que llegado el caso habría que llegar a un acuerdo económico sobre su sueldo -percibe 400.000 euros anuales- pero de momento, todo sigue igual. Como explicábamos ayer en ‘La Grada Ràdio’, el presidente Chen Yansheng aún no se decide a ejecutar su cese, en parte por el hecho de considerar que gran parte del fracaso no sería culpa directa suya sino que es atribuible a Diego Martínez, pero lo cierto es que la situación parece insostenible. En Barcelona tienen claro que de no producirse de manera inmediata su salida, jugadores como Sergi Darder que son considerados clave en la construcción del proyecto tendrán más argumentos que nunca para dejar el club y además quedará muy condicionada la planificación de una plantilla que si nos atenemos a errores cometidos por él en un pasado reciente, difícilmente conseguirá el objetivo de subir a Primera. Hay quien habla incluso de promover un boicot a la hora de renovar los abonos de la próxima temporada, algo preocupante sabiendo que está en puertas una campaña de renovación que necesita vender mucha ilusión pero también certezas para que no se produzca una caída masiva de socios.
Catoira, responsable de una pésima planificación en verano y de vender un proyecto que nunca se llegó a realizar
Pero, ¿quién es realmente Domingo Catoira, y cuáles son estos errores que no le perdona la afición del Espanyol? El aún director deportivo perico jugó al fútbol de central defendiendo los colores de clubes modestos como el Fabril, el Lugo, el Novelda y el Benidorm, hasta su retirada en el 2007. Inició su carrera en los despachos en el Valencia, donde recaló en el 2010 de la mano de Braulio, convirtiéndose en uno de sus hombres de confianza. También trabajó en el Valladolid, para volver a la secretaría técnica del Valencia, equipo del que fue cesado tras la llegada de César Sánchez como director deportivo el año 2019. En el 2020 vino al Espanyol para ejercer de secretario técnico, y cuando el club blanquiazul decidió destituir a Rufete en la recta final de la temporada 2021-22, ascendió al gallego a la cumbre del área deportiva con el objetivo de tomar el control de una entidad que pretendía dar un paso adelante la siguiente temporada. “Queremos reilusionar a la gente, acercar el club, que la afición se sienta identificada con el equipo y viceversa, que se produzca esta sinergia que nos permita alcanzar objetivos. Estoy convencido», explicaba Catoira el día de su presentación. Sin embargo, la forma en que gestionó el mercado de verano 2022 fue absolutamente caótica, muy condicionada a la venta de Raúl de Tomás, cuya situación no se supo reconducir, configurando una plantilla desequilibrada con algunos fichajes incomprensibles y posiciones mal cubiertas. Mención especial, la búsqueda infructuosa de un portero, una posición clave en la que se sucedieron los nombres y las probaturas. La entidad dio salida a Diego López, David López, Embarba, Vargas, Melendo, Oier y Raúl de Tomás, mientras que llegaron al RCDE Stadium Edu Expósito, por 4,5 millones, Álvaro Fernández, a préstamo por 400.000 euros, Lecomte, Vini y Dani Gómez, cedidos, Lazo, Braithwaite, Joselu y Brian Oliván. De todos ellos, sólo los tres últimos han sido importantes para los técnicos. Pese a hacer una gran inversión en el mercado de invierno para subsanar anteriores errores, lo cierto es que no fue suficiente para conseguir un objetivo de mínimos como era la permanencia; el Espanyol se lanzó al para intentar paliar las carencias invirtiendo 13 millones de euros en César Montes, Pierre Gabriel, Denis Suárez, José Gragera y Fernando Pacheco.
Una relación tensa con el vestuario
Además, la relación de Catoira con el vestuario del Espanyol es tensa por no decir casi inexistente, algo incompatible con la misión de trabajar en la continuidad de futbolistas que se consideran clave para luchar por el ascenso y poder confeccionar una plantilla compensada y competitiva. El caso más sangrante es el de Sergi Darder, que renovó hasta 2026 convencido de que una gran venta por la que esperaban ingresar más de veinte millones de euros, la mencionada de Raúl de Tomás, serviría para construir un proyecto deportivo muy ambicioso, y lógicamente al llegar ésta ya acabado el mercado y por una cantidad muy inferior -8 millones más tres en variables- el de Artà se sintió engañado, como explicaba antes de acabar la temporada en el Twitch de Javier de Haro: “Nadie me engaña diciendo que vamos a fichar a Haaland y Mbappé, todos los equipos grandes se han hecho a base de ventas. Yo pensaba en una venta grande de 20 millones, pero cuando ves que no llega y luego es a ese precio…” Otro jugador importante que lamentó cómo había quedado un proyecto que se le vendió como muy ambicioso y que nunca se llegó a hacer realidad fue Joselu, que en entrevista a ‘Catalunya Ràdio’ antes del pasado derbi ante el FC Barcelona tiraba con bala: “Yo firmo con otra directiva por así decirlo, hay en mente otro tipo de jugadores que van a venir a la plantilla. Una de las razones por las que firmo aquí es por el proyecto a corto y largo plazo que quiere hacer el Espanyol. Ya sabéis todos lo que pasó en verano”.
