A tres jornadas para la finalización de la fase regular de LaLiga Hypermotion, el Espanyol, pese a tener aún unas muy remotas opciones matemáticas para conseguir el ascenso directo, ve como éste está a cinco puntos de distancia, por lo que sólo un milagro deportivo permitiría eludir el playoff y conseguir el objetivo de acabar en el top 2. La temporada del conjunto perico, a pesar de que a excepción de la jornada 1 ha estado siempre en el top 6, no puede calificarse hasta el momento de otra manera que de decepcionante; uno de los síntomas de que la cosa no ha funcionado en ningún momento del curso es el hecho de que han desfilado por el banquillo del primer equipo blanquiazul hasta tres entrenadores, y ninguno de ellos, cada uno con sus matices, ha logrado ni los resultados esperados ni implementar su sistema de juego en una plantilla muy poco permeable que tiene gran parte de culpa en la situación actual. Ni Luis García, ni Luis Miguel Ramis ni Manolo González han podido lograr la mejor versión de unos jugadores que están teniendo grandes problemas para trasladar la idea de los preparadores al verde, lo que explica en buena medida la actual situación clasificatoria.
Luis García, despedido aprovechando el primer bache de resultados, no pudo implementar con éxito su ambicioso sistema
Luis García fue el primer técnico del curso en el banquillo del Espanyol. Sus resultados, si bien no fueron malos, no estuvieron tampoco a la altura de lo esperado: en sus 14 partidos al frente del equipo, el Espanyol sumó 24 puntos de 42 posibles. Tras un comienzo ilusionante, aunque dejó bastantes dudas en casa, el equipo entró en un bache de juego, considerado su libreto demasiado complicado de asimilar para los jugadores. Si algo se le puede reprochar a Luis García es que quiso que el equipo jugase como lo que en teoría es, un equipo grande, con una propuesta ofensiva considerada pero demasiado compleja para una plantilla la confeccionada por Fran Garagarza donde faltaban algunos elementos necesarios para sus objetivos a pesar de que fueron reclamados por el preparador.

Detrás del adiós de Luis García se escondía también el desencuentro con el director deportivo, que terminó con el entrenador asturiano en la calle aprovechando una mala racha de resultados, una sola victoria en los últimos cinco encuentros, frente al Valladolid, y tras perder en el Stage Front Stadium con el Leganés y a domicilio contra el Sporting y empatar en casa frente al Eibar. El vasco aprovechó el primer bache serio del equipo para borrar del mapa a un técnico con el que se encontró a su llegada a la entidad, aunque no se puede negar que el equipo había despertado muchas dudas en su juego, ya que salvo excepciones como la del partido frente al Levante en Orriols la ambiciosa propuesta del técnico pocas veces se vio plasmada por el equipo sobre el verde. Pese a que en esos 14 partidos no logró armar un bloque sólido ni imponer un estilo de juego propio, dejaba al equipo en quinta posición y a sólo tres puntos del ascenso directo y a cuatro puntos del líder.
Ramis, cuya propuesta no cuajó, cesado por “la dinámica del primer equipo en las últimas jornadas de competición”
Luis Miguel Ramis, sin equipo tras entrenar a Almería, Albacete y Tenerife, fue el elegido por Fran Garagarza para ser el nuevo ocupante del banquillo del Espanyol. Su aventura en la entidad blanquiazul duró poco más de cuatro meses, y como con su antecesor, una mala racha deportiva del equipo empujaba a los responsables del club a su destitución. En el comunicado oficial hecho público por la entidad blanquiazul para justificar esta decisión, se esgrimía que “la dinámica del primer equipo en las últimas jornadas de competición” era el principal motivo para la destitución, siempre con el ascenso a Primera División “como único y claro objetivo”.

El balance de Ramis en los 16 partidos en los que estuvo al frente del equipo fueron 6 victorias, 7 empates y 3 derrotas, dejándolo en tercera posición de LaLiga Hypermotion con 49 puntos, a tn solo uno del ascenso directo que marcaba en ese momento el Elche y a cuatro del liderato de la categoría, que ostentaba el Leganés. Pese a dejar al equipo más arriba que el asturiano, no lograba mejorar sus números por lo que respecta a puntos por partido, y este ascenso en la tabla se debió más a los fallos de sus rivales directos que a méritos propios. Tampoco fue nada convincente a nivel de propuesta de juego, con un modelo pacato y conservador que acabó enervando al entorno blanquiazul.
Manolo González, lastrado por la ausencia de victorias
El encargado de sustituir a Ramis hasta final de temporada fue Manolo González, hasta ese momento técnico del filial. En sus nueve partidos en el banquillo del primer equipo, ha logrado dos triunfos y hasta siete empates: victoria en su debut frente al Zaragoza (0-1) y en casa ante el Albacete (2-1), y empates en el Stage Front Stadium ante Tenerife (1-1), en Burgos (0-0), en el campo del Leganés (0-0) , en feudo perico frente al Andorra (1-1), en Elche (2-2), como local ante el Sporting de Gijón (0-0) y en el campo del Valladolid (0-0). Evidentemente, pese a no haber perdido ningún encuentro y haber frenado la sangría goleadora que arrastraba el equipo, la sucesión de empates y la sucesión de empates -el 77% de los resultados del gallego han sido igualadas, lo que hace que su media de puntos por partidos sea un insuficiente 1,4, inferior a sus antecesores en el cargo- están penalizándole.

Da la sensación de que Manolo González se encuentra en los últimos partidos un poco superado por la situación que ha heredado, con una confección de plantilla por parte de Fran Garagarza harto discutible, ya que la misma pese a no estar exenta de calidad está cuando menos descompensada como fruto del poco caso hecho en los momentos de mercado a los requerimientos de los técnicos para suplir carencias, a lo inoportuno de los relevos en la banqueta -precipitado en de Luis García y demasiado tardío el de Luis Miguel Ramis– y al pésimo acierto a la hora de realizar los fichajes el pasado verano, que vienen a confirmar las voces que desde el mismo interior del club denunciaban su poco conocimiento del mercado.

Además, el no haber realizado ninguna incorporación en enero, algo que hay que atribuir también a la falta de inversión del propietario, Chen Yansheng, ha impedido rectificar los muchos errores de planificación del mercado estival.
