El Espanyol encontró una nueva manera de jugar ante el Atlético, y la gran pregunta ahora es: ¿servirá para cambiar la propuesta y el estilo de juego que habíamos visto hasta el momento?
No sacó pecho Manolo González por el importante punto sumado ante el Atlético de Madrid, ni por la racha de jornadas invicto del Espanyol en casa desde octubre. Al contrario, el técnico perico fue autocrítico, especialmente con su decisión de sustituir a Pol Lozano demasiado pronto. “Estoy un poco fastidiado porque el cambio de Pol ha sido táctico, pensando que Král nos daría más con balón y quizá él debería haber sido el primer cambio y no al revés”, confesó tras el partido.
Pero, más allá de la autocrítica, el Espanyol dio un paso adelante en la segunda mitad, no solo en intensidad y garra, sino también en juego. “El equipo ha defendido mucho más alto. Aparte de garra ha sido juego en la segunda parte, con Roca y Expósito. Cada punto es muy importante. Tenemos que seguir sumando cada semana, porque cada punto te acerca al objetivo”.
La clave de ese cambio estuvo en los ajustes tácticos que introdujo Manolo González. De un planteamiento inicial más conservador con un 4-3-3 (que en realidad es un 4-2-3-1 con Urko González de Zárate y Pol Lozano en la base de la jugada), el técnico optó por un 4-4-2 en la segunda mitad, sacrificando un mediocampista para ganar presencia ofensiva con Alejo Veliz. Pero la jugada no salió bien: el Espanyol perdió el control del partido, el Atlético se sintió cómodo con el balón y el equipo perico corrió desordenado, sin rumbo claro.
Manolo no tardó en corregir la situación. La entrada de Edu Expósito y Antoniu Roca cambió la dinámica del encuentro. Se pasó de un 4-4-2 a un sistema con un rombo en el centro del campo: Urko en la base, Expósito como interior, Puado y Roca abiertos en bandas y Veliz junto a Roberto Fernández arriba. Ahí es cuando el Espanyol recuperó la iniciativa y volvió a generar peligro.
El penalti convertido por Javi Puado tras una falta clara de Clément Lenglet sobre Cabrera certificó un empate valioso, pero lo más interesante fue el cambio de paradigma en el juego perico. Con más confianza con el balón, el Espanyol consiguió no solo empatar, sino también neutralizar a un Atlético que no tuvo el empuje final de otros días.
El último tramo del partido reforzó esta idea. Manolo González retiró a Roberto y metió a Pere Milla, centrándose en potenciar la posición de Puado, quien brilló en la media punta. De esta manera, el Espanyol acabó con un esquema cercano al 4-1-4-1, con Fernando Calero por delante de la defensa y Expósito, Puado y Aguado controlando el centro del campo. No están para nada mal todos estos ajustes tácticos para los que aún discuten que Manolo González es un preparador con pocos conocimientos para la categoría, dicho sea de paso.
Este ajuste final dejó claro que el Espanyol puede apostar por un juego más asociativo y menos conservador. Defendiendo con balón y no solo con repliegues, el equipo puede ganar confianza y protagonismo en los partidos. Ahora la cuestión es: ¿será este un punto de inflexión en la propuesta del Espanyol o sólo una solución puntual para un partido atascado? Las próximas jornadas lo dirán.
