La felicidad de Ramón Marimón cuando fichó por el Juvenil A del Espanyol en el verano de 2012 procedente del Cornellà era absoluta. Pero lo que no sabía este central de 20 años -18 en ese momento- es que estaba a punto de entrar en una pesadilla de dos años de duración. Ya en el segundo entrenamiento, el jugador se rompió el menisco de la rodilla derecha, con lo que tuvo que pasar por el quirófano. Después de tres meses de rehabilitación, el zaguero debutó ante el Mataró, jugando los últimos 14 minutos del encuentro. A la semana, Marimón volvió a notar molestias en la rodilla; se le aplicó un tratamiento conservador, pero no pudo evitar una nueva operación ya que el cartílago estaba muy tocado.
Tras cinco meses, el jugador volvió a entrenar con el grupo y se decidió que cogiera minutos con una cesión al Constància. Pero, en la cuarta sesión con el conjunto balear, volvió a tener problemas en su rodilla. Visitó de nuevo al doctor Cugat y, tras apurar todas las opciones, solo le quedaba una alternativa: el transplante de menisco. “Ha sido muy duro, ya que si no me operaba tenía que dejar el fútbol. Pero arriesgué y por suerte salió bien”, dijo el jugador, que acortó la rehabilitación de los 12 meses previstos a los nueve. “Llevó tres meses entrenando a tope, sin ningún tipo de molestia en la rodilla. He tenido muchos momentos de bajón y he sacrificado muchas cosas, pero ha valido la pena”, aseguró Marimón.
Oportunidad en el Terrassa
Tras el infierno vivido, el defensor se ha tenido que buscar una salida debido a la falta de fichas en el Espanyol B. “El Terrassa me ha dado la oportunidad de demostrar mi nivel y le estoy muy agradecido, tanto al presidente Chuma Peralta como al secretario técnico, Jaume Bonet”, indicó el futbolista, que se marcha a la entidad egarense en calidad de cedido hasta final de campaña. “Mi intención es regresar al Espanyol y triunfar aquí. Me dijeron que me querían ver y que me darían una oportunidad, pero no ha sido posible”, admitió el defensa.
Agradecido eternamente
A Marimón no le salen las palabras a la hora de dar las gracias a los médicos y fisioterapeutas tanto del club como de la Clínica Quirón que le han tratado durante todo este tiempo. “Necesitaría diez vidas para agradecerles todo lo que han hecho por mí”, subrayó el futbolista, que al fin vuelve a disfrutar de su pasión. “Jugué unos minutos ante el Gironella el pasado 10 de septiembre y las sensaciones fueron indescriptibles”. Acostumbrate, Ramón, que te queremos ver dándolo todo en el campo.