El Espanyol llegó a codearse con la zona Champions tras un arranque fulgurante, pero los números de las últimas semanas lo han devuelto a la realidad. Dos empates (Valencia y Girona) y dos derrotas (Real Madrid y Betis) en los últimos cuatro partidos han dejado al equipo de Manolo Gonzalez con solo dos puntos de doce posibles, un balance a todas luces insuficiente para los méritos demostrados sobre el verde. Ahora el cuadro perico ocupa la novena posición, fuera del vértigo europeo pero a solo tres puntos de la cuarta plaza que durante unos minutos, tras el golazo de Pol Lozano ante en conjunto andaluz, había recuperado -de haberse mantenido el 1-0, el equipo se hubiese ido al parón siendo equipo Champions-. Objetivamente, la situación es privilegiada, impensable a principios de curso. Pero el runrún de la afición empieza a dejarse notar, tanto por la expectativa generada por el espectacular arranque de curso a nivel de resultados como por el temor de que reaparezcan fantasmas de un pasado reciente.
El cruel golpe del Betis
El parón llegó como decimos con un regusto ciertamente amargo. El penalti fallado por Javi Puado en el 103’ frente al Betis hubiera supuesto un empate justo tras un partidazo del Espanyol, pero el castigo fue durísimo: 1-2 y la primera derrota de la temporada en casa, hasta el momento un feudo que se mantenía inexpugnable para todos los equipos que lo visitaban. “Tenemos que tener más finura rematando pues tuvimos situaciones para haber ganado”, lamentó Manolo González en sala de prensa. Su discurso se repite: el equipo juega, genera, pero le falta definición y, sobre todo, ser más contundentes y efectivos atrás. “O cerramos la portería o tendremos un problema: no meteremos cuatro goles en cada partido”; más claro, el agua.
Datos que hablan por si solos
Los datos hablan por sí solos: 55 disparos en tres partidos (Valencia, Girona y Betis), 35 dentro del área, 20 entre palos. Botín: solo tres goles. Una situación ciertamente frustrante para un equipo que divierte, que propone y que ha dado un salto enorme respecto al curso pasado donde el juego no ilusionaba, pero que no encuentra recompensa. Puado lo resumió tras el varapalo ante los verdiblancos: “Nos está faltando esta pizca de suerte en los últimos metros y obviamente volver a lograr una victoria porque estamos jugando bien y teniendo oportunidades”.
La afición, en modo récord
Mientras el equipo sufre con los resultados, la afición responde de manera espectacular. El duelo contra el Betis reunió a 32.778 espectadores en Cornellà, una cifra que como explica As entra en el top-10 de asistencias de toda la historia del estadio. El Espanyol vive un resurgimiento social digno de estudio: casi 32.000 abonados, más de 37.000 socios y un ambiente que no se veía desde los primeros años en el nuevo feudo, tras el exilio en Montjuïc. Aunque el marcador no acompañe en estos últimos encuentros, el vínculo entre grada y equipo está más fuerte que nunca.
Un parón para recuperar aire
El calendario concede ahora casi dos semanas de tregua antes de visitar al Oviedo, un tiempo que debe servir para bajar pulsaciones, ajustar detalles y recuperar confianza. El vestuario sigue creyendo en la idea de Manolo, y la afición, aunque dolida por la racha y con algunas dudas incipientes, mantiene de manera mayoritaria la ilusión en el proyecto. Además, estos días la atención perica se reparte entre lo deportivo y la inminente llegada de Alan Pace y Velocity, que marcará un nuevo capítulo institucional que se confía sea para bien en todos los ámbitos, institucional, social y por supuesto, deportivo.
Los cinco motivos que han generado dudas
1. Falta de gol en momentos clave
El Espanyol llega con facilidad al área rival, pero le cuesta horrores concretar y eniar la pelota al fondo de la red. El dato es demoledor: 55 disparos en tres partidos y solo tres goles. Esa falta de pegada ha impedido que sumara triunfos que parecían ciertamente al alcance.
2. Errores atrás que se pagan caros
La zaga se ha mostrado seria en muchos tramos de los partidos, pero es una evidencia que cada fallo puntual acaba en gol rival. Contra el Betis, bastaron dos errores para que los verdiblancos remontaran un partido que parecía controlado.
3. Descontrol en tramos de partido
A veces el exceso de ímpetu y de ganas le juega una mala pasada al equipo perico. Manolo insiste en que falta “cabeza” para manejar ciertas fases de los encuentros, y ahí se escapan puntos que estaban bien encarrilados. No ayuda esa precipitación.
4. Racha que corta la inercia positiva
Venir de dos puntos sobre doce posibles duele, tanto a nivel de vestuario como entre la afición, sobre todo tras haber saboreado la zona Champions. Aunque el calendario era objetivamente exigente, las expectativas que se habían generado con el espectacular arranque de curso hacen que este bajón pese más.
5. El fantasma del pasado reciente
La afición recuerda demasiado bien la fragilidad del año pasado, en que el equipo acabó sufriendo hasta el último encuentro para lograr la permanencia. Y aunque el equipo actual es otro bien diferente, esas comparaciones alimentan la impaciencia y generan cierta desconfianza cuando los resultados no llegan como es el caso.
Los cinco motivos para creer
1. Un estilo ofensivo que engancha
El Espanyol de Manolo ha pasado de un juego conservador a uno mucho más atrevido, el que estaba en mente del preparador desde su llegada y que no podía llevar a cabo por falta de elementos. Se busca el gol, se presiona alto y el equipo genera ocasiones a raudales. Eso, para el espectador, es un regalo y es el camino más sencillo para que acaben volviendo los goles y los buenos resultados,
2. Europa sigue al alcance
Pese a la mala racha, el equipo está solo a tres puntos de la cuarta plaza. En una Liga tan igualada, la situación sigue siendo envidiable y cualquier buena racha lo devolverá arriba en la clasificación.
3. Los datos de xG avalan el camino
Las estadísticas de goles esperados, tan en boga entre los analistas, dicen que el equipo tendría que haber marcado mucho más. Es decir, la generación de peligro existe y, si se mantiene, lo normal es que los resultados acaben cayendo por su propio peso: la lógica ha de acabar imponiéndose y la cifra de goles ha de subir.
4. La fuerza social del club
Cornellà-El Prat se llena como no pasaba desde hace años. La afición está enchufada, con cifras de asistencia récord, y eso es gasolina extra para el vestuario, que no pierde ocasión de agradecer públicamente este apoyo. Este Espanyol engancha fuera y dentro del campo.
5. El vestuario cree en la idea
Los jugadores blanquiazules repiten el mismo mensaje: la idea de Manolo es la correcta. Se sienten cómodos, saben que el plan funciona y solo falta que la pelota entre. Esa convicción interna es clave para no hundirse.




