El año 2024 cierra con unas previsiones deportivas no demasiado halagüeñas para el RCD Espanyol; además, corroborando que la entidad vive una de las etapas más críticas de su historia reciente, las perspectivas económicas no hacen más que empeorar un presente ciertamente preocupante.
Diciembre, habitualmente un mes clave para definir el rumbo de cualquier temporada, llegaba en este sentido con más sombras que luces. Sobre el verde, la plantilla ha demostrado hasta el momento ser incapaz de revertir la dinámica negativa haciendo que Manolo González, el técnico que consiguió el ascenso en el pasado curso, vea amenazada su continuidad por el actual contexto deportivo y económico, que asfixia cualquier esperanza de mejora.
Un tope salarial que asfixia
Y es que el verdadero problema que ensombrece el día a día de la entidad radica en el terreno económico. Con un límite salarial extremadamente ajustado, las posibilidades de reforzar la plantilla en el mercado invernal son prácticamente nulas. Además, está la postura inflexible de la propiedad, que ha impedido la inyección de ese capital adicional para revertir la situación. En ese sentido también es objeto de críticas el trabajo del consejero delegado, Mao Ye, que ha ayudado en priorizar un “crecimiento sostenible”. Las cifras no parecen apoyar esta peligrosa estrategia.
En la última Junta General de Accionistas, Mao Ye pretendía dibujar un panorama económico menos dramático que el que arrojaban los números. El CEO perico destacó que la estabilidad financiera es imprescindible para garantizar la supervivencia del club y hacía público que uno de los objetivos prioritarios es liquidar por completa la deuda con terceros.
Caída radical de los ingresos
Joan Fitó, director financiero de la entidad, desglosó también en la Junta unas cifras que permiten entender la situación real de las arcas pericas. Por un lado, el último descenso tuvo efectos dramáticos en la economía blanquiazul. Los ingresos cayeron de 77 millones de euros, una reducción brutal que se hizo extensiva a todas las líneas salvo, milagrosamente, el merchandising. La política de contención de costos implantada por el club permitió al equipo rebajar 28 millones de euros de gastos, con lo que mejoró en 8 millones el resultado, aunque las pérdidas se mantuvieron en más de 13 millones.
Por otro lado, el endeudamiento también es preocupante. El club mantenía el pasado 30 de junio un préstamo participativo con CVC por 43 millones de euros, de los que aún no se habían utilizado más de 30 millones. Además, los préstamos a largo plazo con Rastar Group han sido fundamentales para financiar la temporada, y también aumentan significativamente la dependencia de la propiedad china.
Problemas con patrocinadores y retos digitales
Los problemas de generación de ingresos se han complicado, pues incluso la pérdida de confianza de algunos patrocinadores ha agudizado esta situación. Aunque Mao Ye subrayó el crecimiento digital – superados los 9 millones de seguidores a través de sus redes sociales- y la labor de Espanyol Media como medio para fortalecer la marca, estos logros se antojan escasos para paliar la situación.
Perspectivas para 2025
De cara a la temporada 2024-25, el presupuesto de ingresos mejora en 22 millones respecto al año del ascenso. Las previsiones dependen en gran medida, sin embargo, de la venta de jugadores importantes como Joan García mientras que Javi Puado, cuya renovación sigue en el aire, podría abandonar el club a lo largo de los próximos meses sin dejar un solo euro en las arcas.
El Espanyol cierra 2024 con unas perspectivas no muy claras en el terreno económico. Sin descartar que puedan cerrar el ejercicio sin pérdidas, lo que sigue preocupando sobre todo es la incomprensible falta de inversión en el terreno deportivo. Eso se suma a la sensación casi generalizada de que Chen se está limitando a mantener al club en estado vegetativo, a la espera de que un comprador quiera pagar sus exigencias económicas para poder aceptar finalmente vender e irse de una vez por todas.
