El RCD Espanyol vuelve a ser protagonista involuntario de una polémica absurda y bastante cansina. Todo empezó con unas palabras del portavoz blanquiazul, Xavi Andreu, que en la previa del duelo contra el Atlético afirmó: “vivimos aquí luchando contra otro club de fútbol para el que todo es fácil. Nosotros tenemos que sacar nuestro orgullo perico. Mediáticamente para nosotros es una lucha con desventaja”. Una frase normal, sin doble intención, pero que en redes se ha interpretado como combustible para reabrir la eterna broma de que el Espanyol “no es de Barcelona”.
Y claro, a la mínima, estalló el festival de memes. Twitter se llenó de mensajes entre el tono sarcástico y la condescendencia. “¿Pero de qué ciudad hablan? ¿Barcelona, Cornellà o El Prat?”, preguntaban unos. Otros tiraban más de burla: “No luchan por la ciudad, más bien por su municipio deportivo perdido cerca de Barcelona”. Incluso hubo quien, con bastante mala leche, soltó: “Luchamos por París… porque nuestro estadio también está ‘allá cerca’”.
El déjà vu de Piqué
Todo este revuelo revive aquella coletilla de Gerard Piqué llamando siempre al club “Espanyol de Cornellà”, con la intención de ridiculizar. Lo curioso es que quienes más presumen de ser un club global, con peñas repartidas por los cinco continentes, luego se obsesionen con la ubicación geográfica del rival. En su día, Joan Laporta ya habló del derbi como “metropolitano”, en una jugada que buscaba restar y terminó dejando ver más complejo que otra cosa.
Orgullo perico
Lo que parece mentira es que, a estas alturas, haya que explicar lo obvio: el Espanyol ha sido, es y será un club de Barcelona. El hecho de que su estadio esté en Cornellà no cambia ni un milímetro esa realidad. Más bien al contrario: lo que demuestra es que el club ha echado raíces en todo el área metropolitana, ampliando su base y su influencia. Y eso, lejos de ser un problema, debería ser motivo de orgullo.
En definitiva, otra tormenta en un vaso de agua nacida de un comentario inocente. Pero también otra muestra de cómo el Espanyol, pese a los intentos de ridiculización, sigue generando ruido y tocando sensibilidades. Porque, si tan poco importara, no habría tanto empeño en intentar menospreciarlo.
