El derbi de este jueves en el RCDE Stadium enfrenta a dos equipos que atraviesan momentos radicalmente distintos. Mientras el Espanyol llega inmerso en una preocupante dinámica de derrotas que lo vuelve a acercar peligrosamente al abismo, el FC Barcelona aterriza en Cornellà en el mejor momento de la temporada, lanzado hacia el título con una inercia casi imparable.
Los números son claros. El Espanyol ha perdido sus últimos tres partidos de LaLiga, las mismas derrotas que había acumulado en los 17 encuentros anteriores (con un balance de seis victorias, ocho empates y solo tres tropiezos). Una caída inesperada justo en el tramo decisivo del campeonato, cuando cada punto empieza a valer oro y cualquier resbalón puede salir muy caro. La derrota en Butarque, especialmente dolorosa por el contexto y el rival, ha devuelto la inquietud a un equipo que parecía haber encontrado cierta estabilidad en el último tramo de temporada.
En el otro extremo se encuentra el Barça, que llega al derbi con una dinámica radicalmente opuesta. El conjunto azulgrana no ha perdido ninguno de sus últimos 16 partidos en Liga, con un balance espectacular de 14 victorias y solo dos empates. Se trata de su mejor racha invicto desde la temporada 2020-21, cuando encadenó 19 jornadas sin conocer la derrota. Más allá de los resultados, el equipo de Hansi Flick transmite una solidez y confianza que contrasta con las dudas crecientes del lado perico.
El contraste entre ambos es evidente, tanto a nivel estadístico como emocional. El Espanyol encara uno de los partidos más simbólicos del curso en un contexto delicado, sin margen apenas para el error y con la presión a flor de piel. El Barça, en cambio, llega con la posibilidad de proclamarse campeón y con la tranquilidad de tener gran parte de los deberes hechos.
Será, por tanto, un duelo marcado por la urgencia local y la ambición visitante. El Espanyol necesita revertir la dinámica cuanto antes si quiere sellar una permanencia que hace apenas dos semanas parecía bien encaminada. El Barça, por su parte, tiene en su mano dar un paso más hacia el título… y hacerlo, además, en casa de su eterno rival.
Dos equipos. Dos rachas. Dos realidades. Y un derbi que, como siempre, lo puede cambiar todo.
