Hay días en los que el fútbol debería quedarse en segundo plano. Días en los que, por mucho que se juegue un derbi, lo importante no está en el césped, sino en lo que pasa a escasos metros. Y eso fue lo que quiso dejar bien claro Marta Mendoza en La opinión del día de La Grada Ràdio, en una intervención que sonó a desahogo, a verdad sin maquillaje y, sobre todo, a amor profundo por el Espanyol.
“Después del partido de ayer y todo lo que rodeó a la previa, el post partido, es de esos días en que quiero decir tantas cosas que espero no dejarme nada”, arrancó Marta, en un tono tan directo como sincero. Para no perderse, lo dijo a modo titulares. Y cada uno de ellos dolía. “Es un partido que no se debió jugar, es una aberración que se disputase con el atropello”.
La indignación era evidente, y no por exagerar, sino por mirar la escena sin vendas en los ojos. “No sé qué adjetivo poner a que se disputase un partido de fútbol y a escasos metros hubiese decenas de ambulancias atendiendo a gente y un caos impresionante”. Y añadió algo que, tristemente, no sorprende a nadie que sea perico en esta tierra: “Por lo que veo y escucho, ser del Espanyol en Catalunya es que al final te hagan culpable de que esta chica perdiese el control. ¿Nos estamos volviendo locos o qué pasa?”.
Pero Marta no se quedó solo en esa crítica. También quiso reivindicar el papel del equipo, que compitió con coraje pese a todo el ruido. “Orgullosa de lo que hizo el Espanyol; si jugamos así no tengo ninguna duda de que los dos puntos que harán que la salvación sea matemática los lograremos en lo que queda”. Reconoció la calidad del rival y aceptó que el partido se rompió por una genialidad y, luego, por la expulsión. Pero subrayó algo importante: “Pese a todo, no se perdió la cara al partido”.
Eso sí, también aprovechó para señalar una incoherencia arbitral que muchos en el espanyolismo llevan horas masticando: “La expulsión: está bien el tema, revisemos entonces la de Araujo con Roberto, ¿o cómo va el tema?”. Sin alzar la voz, pero con la puntería afinada.
Y como guinda, dejó dos reflexiones. La primera, “quien perdona lo paga, dentro de la dignidad y el buen partido que hizo el Espanyol, ay si alguna hubiese entrado, porque generamos más ocasiones claras de gol que el Barça”.
Y la última fue para el míster. Un mensaje que tal vez no llegue a Manolo González pero que igual le da fuerzas para seguir remando: “Gracias, a pecho descubierto defendiendo al Espanyol una vez atrás otra. Después muchos no te lo agradecerán, pero gracias por hacerme sentir que eres mi entrenador, porque a mí sí me representas”.