El Espanyol afronta un inicio de temporada con dos caras marcadas: mientras en el RCDE Stadium el equipo blanquiazul ha conseguido la mayoría de puntos que suma en la tabla, con dos victorias, lejos de Cornellà-El Prat, los resultados han sido hasta el momento insuficientes, con un único punto aunque de mérito, el sumado en el Civitas Metropolitano frente al Atlético de Madrid. Con esa sola unidad de nueve posibles fuera de casa, el conjunto dirigido por Manolo González no ha logrado convertir las fases de solidez y buen juego evidenciadas en los últimos desplazamientos en victorias. Hay que reconocer que este problema se ha evidenciado en escenarios complicados como el Santiago Bernabéu, donde el Espanyol ha salido derrotado, pero lo cierto es que es perentorio mejorar su rendimiento como visitante: el conjunto blanquiazul es el sexto peor equipo de la categoría a domicilio, sólo mejorando los datos de Valladolid, UD Las Palmas, Valencia y Celta, que no han rascado nada fuera de sus estadios, e igualando a Osasuna y Getafe -los navarros tienen peor goal average a domicilio, eso sí-.
La reciente goleada ante el Real Madrid (4-1) fue un duro golpe, confirmando que, aunque el equipo ha dado pasos hacia adelante en ciertos aspectos, todavía falta dar el salto competitivo cuando se juegan partidos lejos de casa. La importancia de revertir esta dinámica es innegable si el Espanyol no quiere acabar volviendo a la zona baja de la tabla y no depender exclusivamente de los resultados en casa. A pesar de que se entiende la dificultad de los rivales visitados hasta ahora —con el Bernabéu y el Metropolitano como escenarios de máxima exigencia—, el conjunto blanquiazul no puede permitirse seguir dejando pasar oportunidades para sumar tantos puntos lejos de su feudo.
Hasta el momento, el Espanyol ha mostrado destellos de buen juego en ciertos tramos de los partidos, como ocurrió en su empate a uno frente al Atlético de Madrid y también durante una hora larga en el Bernabéu, pero es evidente que le falta regularidad y contundencia en los momentos clave. El equipo blanquiazul necesita encontrar la fórmula para poder convertir sus fases de buen juego en resultados en sus actuaciones como visitante.
El duelo en el Benito Villamarín será en este sentido una gran oportunidad para corregir esa tendencia. Aunque el Betis es un rival duro y más aún en su feudo, el Espanyol tiene la necesidad imperiosa de empezar a sumar de tres fuera de casa. Los jugadores saben que, para que el proyecto de Manolo González no se vea comprometido, deben demostrar que pueden competir y lograr resultados en cualquier campo, más allá de las dificultades. Es un momento crucial para el equipo, que buscará redimirse y retomar el vuelo antes de que la presión por la situación clasificatoria aumente.
Con la afición perica todavía confiada en el trabajo y el compromiso del equipo y del cuerpo técnico, el Espanyol está obligado a cambiar su dinámica en los desplazamientos y volver del Villamarín con algo más que buenas intenciones. El reto es claro: lograr que el caudal de puntos no se quede solo circunscrito a Cornellà y que los los mismos lleguen también en el resto de estadios de la Primera división.
