El Espanyol, tras afrontar un tramo inicial de temporada plagado de rivales de la parte alta de la tabla ante los cuales el rédito de puntos fue escaso, albergaba la esperanza de que, tras la visita a Montjuïc para jugar contra el Barça, el calendario se abriría para empezar a sumar puntos de manera más constante. Sin embargo, todas esas expectativas de la afición se han visto defraudadas, y el equipo se encuentra una vez más en una situación complicada en LaLiga. El primer aviso llegó en Montilivi, en un partido que muchos veían como el momento ideal para que fuese el punto de inflexión de la temporada, pero el Girona, revitalizado tras un inicio dubitativo, no dio opción a los blanquiazules. El 4-1 final reflejó la superioridad de los locales y dejó claro que, a pesar de las esperanzas, al Espanyol todavía le quedaba mucho trabajo por delante para competir con determinados rivales. En casa, donde parece mejorar el rendimiento del Espanyol comparado con sus desplazamientos, la victoria ante el Celta aportó algo de luz al final del túnel. Sin embargo, de manera inmediata se desmoronó cualquier optimismo que esa victoria generara: la debacle de Barbastro en la Copa del Rey fue un golpe de realidad que dejó al equipo magullado y la derrota ante el Getafe en LaLiga volvió a disparar todas las alarmas. Ciertamente, la actuación de los blanquiazules frente al Getafe ha abierto dudas sobre la capacidad competitiva del conjunto blanquiazul, confirmando las debilidades defensivas y la inoperancia atacante del Espanyol y con ellas, su falta de respuesta en los momentos clave.

Ahora, el futuro inmediato del Espanyol depende de un reto con mayúsculas: conseguir el número de puntos necesarios para salir del descenso antes del parón navideño. El calendario, aunque parece brindar una buena oportunidad para los blanquiazules, no está exento de peligros . En primer lugar, el equipo juega en casa contra Osasuna, un rival al que no le está resultando fácil ganar en los últimos partidos pero que ha demostrado una gran capacidad en partidos complicados para arrebatar puntos. Vicente Moreno, ex técnico perico, es un hombre experimentado que sabe extraer lo mejor de sus jugadores , y eso podría ser lo que podría poner a prueba a los blanquiazules. El siguiente reto será el Valencia, que se encuentra sumido en una profunda crisis; en esa tesitura, el encuentro con los de Mestalla se convierte en una cuestión de vida o muerte para ambos bandos. Un buen botín en casa podría darle al Espanyol un respiro para afrontar el final del año con cierta tranquilidad, mientras que no hacerlo hundiría más al equipo y aumentaría la presión sobre Manolo González.

Por último, la visita a la UD Las Palmas de Diego Martínez cierra este tramo crucial antes del parón navideño. El técnico ex perico ha conseguido revitalizar a un equipo que parecía desahuciado antes de su llegada al banquillo y que con él al mando ha dado un giro inesperado. El conjunto blanquiazul tendrá que demostrar que es capaz de competir ante un adversario que ha encontrado su camino de la mano del preparador gallego, que también tiene mucho que demostrar tras su polémico paso por el RCDE. El resultado de estos tres partidos determinará el futuro inmediato del Espanyol. La situación de Manolo González, cuyo crédito es limitado, podría incluso depender directamente del resultado de estos tres partidos. Un mal rendimiento podría dejar al equipo con pocas opciones de mejorar su situación, sumido en una pausa navideña que se haría eterna para los aficionados, ya hartos de vivir en la cuerda floja. El Espanyol está, más que nunca, ante una encrucijada y solo el equipo tiene la capacidad de cambiar el rumbo.
