Tras la traumática marcha de Joan García al Barça, el Espanyol se enfrenta a una de las decisiones más importantes del verano: elegir al nuevo guardián del RCDE Stadium. Y no se trata de buscar simplemente a un portero que “cumpla”, sino de encontrar a alguien que, como hizo Joan el curso pasado, sume puntos, marque diferencias y sea parte activa de una permanencia -o algo más- que se presume otra vez trabajada.
El primer paso del club ha sido mirar hacia dentro. Y en casa hay dos perfiles muy distintos. Por un lado, Ángel Fortuño, 23 años, talento y proyección, pero sin experiencia real en la élite. No ha jugado ni un solo minuto con el primer equipo esta temporada, ni en Liga ni en Copa -cualquier futbolista con ficha de filial que juegue con un primer equipo esa competición ha de ser menor de 23 años, y Fortuño ya los había cumplido- aunque en el cuerpo técnico gusta su carácter competitivo. Sin embargo, sigue siendo una incógnita, y confiarle el puesto de titular a estas alturas es, como mínimo, una apuesta arriesgada.
Por el otro lado está Fernando Pacheco, un nombre con peso y experiencia en Primera… pero que lleva demasiado tiempo sin competir de verdad. Desde que Joan le arrebató el puesto, ha sido una figura secundaria. Apenas dos partidos en Copa este curso y una presencia casi testimonial. Además, su ficha es elevada, y su continuidad no está garantizada.
Así que, como era de esperar, el club ha abierto el radar hacia el mercado. Y ahí aparece el primer nombre propio: Marko Dmitrovic. Según avanzó Esport3, estaría el primero en la lista de preferencias. Libre tras rescindir con el Leganés al activar la cláusula liberatoria que había acordado en caso de descenso, no costaría traspaso y su perfil encaja con lo que busca Garagarza. No solo por lo económico: el director deportivo del Espanyol ya lo fichó en su etapa en el Eibar, y allí el serbio brilló con luz propia, hasta convertirse en uno de los porteros más fiables de la Liga.
Ahora bien, la trayectoria reciente de Dmitrovic no invita al entusiasmo. Su etapa en el Sevilla fue de más a menos, y su último año en el Leganés ha sido decepcionante. A pesar de su experiencia, las dudas sobre su rendimiento actual son razonables. ¿Es Dmitrovic una oportunidad o una solución de emergencia? Dependerá de si el club quiere una opción segura para salir del paso… o algo más.
Julen Agirrezabala, uno de los nombres que había sonado en los despachos del RCD Espanyol como posible relevo bajo palos, tiene destino casi cerrado… y no será en Cornellà. Según distintas informaciones, el portero del Athletic Club está muy cerca de recalar en el Valencia CF, que tiene prácticamente encarrilada su incorporación.
El acuerdo entre valencianistas y bilbaínos está en fase de cierre, a falta solo de pulir los últimos flecos. Agirrezabala, con contrato en vigor, ha dejado claro que busca minutos y continuidad en Primera, algo que le resulta imposible en San Mamés con Unai Simón por delante.
En el Valencia, en cambio, sí tendría la posibilidad de asentarse como titular. La única incógnita que queda por resolver es si la operación incluirá o no una opción de compra, pero lo que está claro es que el club che va a realizar un esfuerzo importante para hacerse con el guardameta. Mientras tanto, el Espanyol, que lo tenía bien valorado, lo ve alejarse definitivamente del radar.
Porque la otra alternativa, la que ilusiona a la afición y al propio club, se llama Leo Román. El meta del Mallorca lleva tiempo en el radar. Joven, con experiencia en Primera y con un margen de mejora enorme. Tiene ese perfil que gusta tanto a Garagarza: portero con futuro, con proyección, con mercado. En resumen, una inversión. Eso sí, no será fácil.
El Mallorca va a tratar de obtener la máxima cantidad posible por el portero ibicenco, ya sea del Espanyol o de otro equipo, pero al final habrá que asumir una evidencia: le quedan menos de seis meses para ser agente libre y, en consecuencia, marcharse totalmente gratis. De hecho, lo mismo sucede con Dominic Greif, el otro portero bermellón, que también podría salir si no renueva.
¿Y si hay margen económico, por qué no pensar en un fichaje ambicioso? En las oficinas de Cornellà no se descarta que parte del dinero de la venta de Joan García (26,3 millones) se destine a fichar a un portero de nivel. Porque el Espanyol necesita algo más que un nombre en la portería. Necesita una referencia. Un guardameta que dé seguridad a la zaga, que tenga peso en el vestuario y que, sobre todo, gane partidos.
No es una decisión menor. El puesto de portero ha sido históricamente uno de los más determinantes en el Espanyol. Desde Toni a Kameni, de Kiko Casilla a Diego López, pasando ahora por Joan García, la portería ha sido sinónimo de liderazgo, de seguridad y de puntos.
El casting está abierto. Hay nombres. Hay opciones. Pero sobre todo, hay una certeza: acertar con el portero será uno de los factores clave para que el nuevo Espanyol de Manolo González arranque con buen pie su nuevo ciclo. Porque si algo ha dejado claro el curso pasado, es que en el fútbol moderno, un buen portero no es un lujo. Es una necesidad.





