Semana de decisiones incómodas en el RCDE Stadium. El Espanyol recibe este sábado al Villarreal y tiene por delante algo más que una previa deportiva: debe resolver un tema de despacho que puede condicionar -y mucho- la alineación. Y es que tanto Carlos Romero como Ramon Terrats, los dos cedidos por el conjunto groguet, están afectados por las famosas cláusulas del miedo, esas que impiden o encarecen el hecho de que un jugador se enfrente al club que aún ostenta sus derechos.
Cesiones con trampa: altas cantidades para liberar a Romero y Terrats
Lo explicó el periodista Quique Iglesias y no ha tardado en hacer ruido: ambos futbolistas están atados por una cláusula que impide que jueguen frente al Villarreal salvo pago mediante. Y no es precisamente una cantidad simbólica. Si el curso pasado el precio por liberar a Romero rondaba los 30.000 euros, este año, el coste según explica es sensiblemente superior, tanto en su caso como en el de Terrats.

El dilema no es solo económico. Carlos Romero es una pieza importante para Manolo González, ha sido titular indiscutible y su nivel defensivo y físico está muy por encima de lo que cabía esperar tras su regreso desde el conjunto groguet. Por eso, su posible ausencia no sería un matiz, sino un cambio estructural.
Garagarza y Manolo decidirán qué hacer… con todo lo que implica
Según ha contado Iglesias, el tema no está zanjado y este miércoles habrá una reunión entre Fran Garagarza y Manolo González para decidir qué hacer. Y la cuestión no es sencilla: ¿se paga por uno y se deja fuera al otro?, ¿vale la pena el gasto en un partido tan exigente como este?, ¿qué mensaje envías a nivel interno si asumes una cláusula para uno y no para el otro?

Porque Terrats, aunque con mucho menos protagonismo que Romero, también forma parte del núcleo competitivo del Espanyol, y sería posiblemente un golpe a su moral el dejarlo fuera.
Villarreal endurece sus condiciones de cesión
Todo esto es reflejo de algo que lleva tiempo pasando, que los equipos blinden a sus cedidos con cláusulas cada vez más disuasorias, sobre todo contra clubes de Primera. No quieren sustos ni sorpresas, y mucho menos que sus propios futbolistas sean determinantes en contra.
En cualquier caso, la pelota está ahora en el tejado del Espanyol. Quedan pocos días para decidir. Lo que parece claro es que la alineación ante el Villarreal no se decidirá solo en la pizarra de Manolo González, sino también en la calculadora de Garagarza.
