El Espanyol ha arrancado la Liga con una marcha que ilusiona. Quinto en la tabla, jugando con carácter y transmitiendo algo que hacía tiempo que no se veía: seguridad. Pero no todo son certezas. Si en ataque el equipo va soltando chispazos de confianza, en la defensa hay una pregunta que sigue en el aire: ¿quién debe acompañar a Leandro Cabrera en el centro de la zaga?
La pasada temporada esa duda no existía. Cabrera y Marash Kumbulla formaron una pareja muy sólida y fueron pieza clave en la permanencia. Pero el albanés ya no está: el Mallorca se lo llevó después de que el Mallorca pusiera más dinero en la mesa y la Roma lo facturase en dirección a Son Moix, y Fran Garagarza reconoció que traerlo de vuelta era “inviable”, aunque era la primera opción. Resultado: un vacío que ahora hay que cubrir sí o sí.
Tres nombres para un mismo hueco
Manolo González lo sabe. Ha probado en Liga con Fernando Calero y con Miguel Rubio y en el amistoso ante el Pau también con Clemens Riedel. Ninguno se ha asentado todavía como indiscutible. Cada uno tiene puntos fuertes, pero también interrogantes.
Fernando Calero ya ha jugado dos partidos de titular. Conoce de sobra a Cabrera y al míster, y por experiencia es el que más fiabilidad transmite. El problema es que sus altibajos físicos no ayudan a confiar en él como opción permanente.

Miguel Rubio parecía en verano candidato a salir cedido, pero se ha quedado y ha sorprendido a todos. Ha participado en los tres partidos de Liga, mostrando seguridad y un gran dominio del juego aéreo. Incluso ya ha marcado. No sería raro que terminara consolidándose si mantiene esta línea.

Clemens Riedel es la apuesta de futuro. Joven, con proyección y con ganas de hacerse un nombre en la Liga. Ante el Pau en la Dani Jarque enseñó cosas interesantes, aunque todavía no ha tenido un examen serio en competición oficial. Garagarza lo fichó pensando en el presente, pero sobre todo en lo que puede ser mañana.

Una duda que condiciona al equipo
La baja de Kumbulla no es cualquier cosa. En la pizarra de Manolo, el central derecho no solo defiende: también ayuda a ordenar la salida de balón y da equilibrio al bloque. La elección del acompañante de Cabrera marcará buena parte del rendimiento del equipo.
Por ahora el debate sigue abierto. Y aunque pueda sonar a problema, en realidad es una buena noticia: hay alternativas. Manolo tendrá que decidir si apuesta por la experiencia de Calero, la solidez aérea de Rubio o el futuro que representa Riedel. El lunes, contra el Mallorca, puede llegar la primera pista clara.
