Durante varias temporadas, el eje de la zaga había sido un motivo de preocupación constante para el Espanyol. Demasiadas rotaciones, demasiadas pruebas y pocos resultados convincentes. Pero este arranque de Liga ha traído un aire distinto: el equipo de Manolo González ha logrado dos porterías a cero en siete jornadas y, lo más importante, la sensación de que tiene una defensa fiable y con alternativas reales.

El regreso de Cabrera como capitán de la retaguardia
Leandro Cabrera, con 540 minutos acumulados, es el líder natural. Su ausencia en el partido de Girona fue la primera del curso por culpa de una leve lesión, aunque el técnico no dudó en subrayar que “si hubiera sido el último partido de Liga, a Lele no lo sacas del campo ni loco”. Este Cabrera es jerarquía, carácter y oficio. Volverá ante el Betis, y con él, la zaga gana ese plus de seguridad que todo equipo necesita en partidos de máxima exigencia.
Calero, el relevo con galones
En Montilivi, con Cabrera en la grada, Fernando Calero asumió los galones con naturalidad. El vallisoletano estuvo impecable: cinco tiros bloqueados, quince acciones defensivas, 42 pases (85,7% de acierto) y hasta un regate exitoso. A sus 446 minutos en esta Liga, Calero ha pasado de ser alternativa a convertirse en una pieza imprescindible. Es el ejemplo de jugador que, sin hacer ruido, siempre está preparado para responder.

El fichaje sorpresa: Clemens Riedel
De las 14 incorporaciones estivales del Espanyol, una llamó la atención por inesperada: Clemens Riedel. Ante la imposibilidad de repetir la cesión de Marash Kumbulla, Fran Garagarza apostó por este joven alemán de 22 años, internacional Sub-21 y capitán del Darmstadt 98 pese a su corta edad. El director deportivo fue claro en su presentación: “Tengo 14 informes suyos. Es un central joven, con personalidad, fiable, con presencia física y con un muy buen primer pase en la salida de balón”.
Por él se desembolsaron dos millones de euros. Y en solo dos partidos ya ha demostrado por qué, y ha despejado las muchas dudas que planteó la apuesta hecha por el de Mutriku por él.

Números que hablan por sí solos
Su debut frente al Valencia empezó con nervios, pero acabó siendo líder en cinco registros: más toques (86), más pases precisos (69/80), más balones largos completados (10/19), más despejes (13) y más entradas en el tercio final (11). Tres días más tarde, en Girona, jugó de nuevo titular por la baja de Cabrera y volvió a dar la talla: 4 despejes, 4 recuperaciones, 2/2 duelos aéreos, 52 toques, 39 de 42 pases completados y hasta dos remates. Para un recién llegado de la Bundesliga 2, el impacto no puede ser mejor.

La química Calero – Riedel
En Montilivi, ambos formaron una pareja solvente y complementaria. Riedel, desde el perfil zurdo, y Calero, mandando desde la derecha, se mostraron firmes y seguros en un partido en el que el Espanyol supo aguantar el empuje del Girona y mantener la portería a cero. La compenetración fue total, y Manolo González terminó satisfecho: “Da gusto mirar el banquillo y ver que los jugadores están implicados. En ese aspecto estoy muy orgulloso de los jugadores y del equipo”.
Miguel Rubio, el cuarto en discordia
La competencia en el centro de la defensa se completa con Miguel Rubio. El madrileño llegó este verano desde el Granada y ya suma 125 minutos repartidos en varios partidos, con gol ante el Atleti y titularidad incluida en Anoeta. En los tres últimos encuentros ha perdido protagonismo, pero siempre ha cumplido cuando el técnico ha tirado de él. Su presencia es un seguro que da fondo de armario a una plantilla que esta vez no sufre por quedarse corta de efectivos atrás.

Un dilema positivo para Manolo González
Con Cabrera recuperado, Calero en un gran momento, Riedel sorprendiendo a todos y Rubio como alternativa fiable, el técnico tiene por primera vez en años un bendito problema: elegir quién juega. Para un Espanyol que tantas veces sufrió atrás, disponer de cuatro centrales de garantías es casi un lujo. Y la prueba está en que Pablo Ramón, pese a sus buenas condiciones, tuvo que marcharse cedido al Racing por falta de espacio.
La defensa como punto de apoyo
El Espanyol de este curso ha construido su seguridad desde atrás. El bloque todavía necesita mejorar en el aspecto ofensivo, pero la defensa ha pasado de ser una debilidad a convertirse en uno de los cimientos del proyecto. Con Cabrera, Calero, Riedel y Rubio, el equipo ha encontrado por fin la base que le permite mirar al futuro con más tranquilidad.
Datos: AS y Mundo Deportivo
