25Diez puntos de doce. Así de simple y así de brutal. El Espanyol ha firmado el mejor arranque en décadas y, ojo, con ocho goles en cuatro jornadas se ha convertido en el segundo equipo más goleador de la Liga, empatado con el Real Madrid y el Villarreal y solo por detrás del Barça. Casi nada.
Invicto y con dinamita arriba
Lo que hace unas semanas sonaba a utopía ahora se vive con ilusión real: los de Manolo González van terceros en la tabla y todavía no conocen la derrota. El lunes pasado, contra el Mallorca, volvieron a dejar claro que arriba hay pólvora de sobra. Marcaron Pere Milla, Roberto Fernández y Kike García. Tres delanteros distintos y todos con el colmillo afilado.

Dos nueves de referencia que funcionan
La clave del éxito está en algo que parecía complicado: tener enchufados a todos los atacantes. Roberto lo explicó perfecto después del partido: la importancia de que tanto él como Kike García estén finos y aportando.

Al principio se dudaba de cómo se iban a repartir el protagonismo dos nueves de referencia, pero la realidad es que Manolo está sabiendo sacar partido a cada uno según el momento del partido. El cordobés se estrenó este curso con un gol de los que le definen: presión, pelea y olfato para aprovechar un fallo de Leo Román.
El dulce momento de Pere Milla
Lo de Pere Milla merece capítulo aparte. Frente al Mallorca se adelantó a todos para cazar un centro de Carlos Romero y abrir la lata. Con ese tanto ya lleva tres en Liga, contra Atlético, Real Sociedad y Mallorca, lo que le coloca un en bloque con Liso (Getafe), Muriqi (Mallorca), Rapninha (Barça) y Rafa Mir (Elche) segundo en la tabla de máximos goleadores, solo por detrás de Mbappé. Una barbaridad. El problema es que la roja directa que vio al borde del descanso corta de golpe su momento más dulce.

Puado y Dolan, al servicio del equipo
Otros dos nombres también destacan. Pese a que Puado no vive su mejor momento cara a puerta, su trabajo en pro del equipo está siendo muy destacado: el capitán se vació en defensa cuando el Espanyol se quedó con uno menos y volvió a tirar de carácter en los minutos más complicados.

Y Tyrhys Dolan, que cada vez se siente más importante, se ha convertido en ese extremo eléctrico que necesitaba el Espanyol: asistió a Roberto y provocó el penalti que dio la victoria.

Motivos para soñar
Con todos estos ingredientes, la afición tiene motivos para soñar. Porque si algo ha demostrado este arranque es que este Espanyol no depende de un solo jugador, sino de un bloque con mucha pólvora arriba. Y eso, en una Liga tan igualada, vale oro.
