El Espanyol volvió a ganar lejos de casa. Lo hizo en Balaídos ante el Celta, en un partido poco vistoso pero muy trabajado, de esos que hace un año se escapaban por detalles. Esta vez no. Esta vez el equipo tuvo paciencia, madurez y ese punto de oficio que marca la diferencia en los días espesos. Kike García, que había entrado desde el banquillo en el 60’, remató un córner lanzado por Edu Expósito para hacer el único gol del partido en el 86’. “Estaba viendo que estaban muy parados y fue un poco la sensación de delantero, dices la vas a atacar, te va a caer en el primer palo y la vas a meter”, explicó el de Motilla del Palancar tras el partido. No falla: cuando huele el área, algo pasa.
Sextos, 24 puntos y un dato histórico
Con este triunfo, el Espanyol alcanza los 24 puntos en 14 jornadas. Es su sexto mejor arranque liguero en toda la historia en Primera división. Solo cinco veces antes el equipo había tenido más puntos a estas alturas. Está empatado con el Betis en la quinta plaza y con una renta de cuatro sobre Getafe y Athletic, sus inmediatos perseguidores. La clasificación no engaña: el equipo compite, defiende, madura los partidos… y puntúa.
El partido que resume un año entero
El choque en Vigo sirve como metáfora perfecta de la evolución de este grupo. El mismo equipo que hace justo un año caía de forma lamentable en Montilivi, firmando su séptima derrota en ocho jornadas, hoy es capaz de manejar los tiempos y ganar cuando toca, sin necesidad de dominar ni brillar. Aquel día, tras la derrota en Girona, muchos pensaban que Manolo González no llegaría a la siguiente jornada. Y, sin embargo, fue ahí cuando todo empezó. El técnico se sentó con el vestuario, ajustó su propuesta, y desde entonces el crecimiento ha sido evidente.
El nuevo Espanyol: sólido, adaptable y competitivo
Ante el Celta, el equipo volvió a demostrar que tiene varias versiones. No fue un partido de ocasiones, ni de posesión, pero sí de solidez y concentración. Manolo González lo explicó así: “Fuimos un equipo de oficio, junto, ordenado. No como el otro día en la primera parte. Eso nos ha llevado a la victoria”. Cabrera y Calero fueron claves en defensa, Pol Lozano completó el partido con brillantes y Terrats, exigido en una posición que no es la suya, volvió a sumar en el trabajo sucio. Por momentos, el equipo supo defender arriba y cuando tocó, se replegó con orden.
Sin brillo arriba, pero con fe hasta el final
A nivel ofensivo, el Espanyol generó poco. Radu no tuvo trabajo real hasta el minuto 70, y el gol llegó en la segunda llegada clara del partido. Pero lo que no tuvo de fluidez lo compensó con fe. “En partidos cerrados como este, el balón parado es un punto importante”, reconoció Manolo. Y ahí entraron Edu Expósito y Kike García desde el banquillo para cambiarlo todo. Esos dos cambios estaban planificados desde el principio: “Pensamos en el partido a largo plazo. Los centrocampistas más estables que tenemos son Pol y Urko, y arriba queríamos llegada, por eso Pere con Roberto. Edu es el mejor lanzador a balón parado”, explicaba Manolo en la previa para las televisiones con derechos.
La diferencia está en el grupo
En Vigo, todos sumaron. Jugaron titulares y revulsivos, extremos que se vaciaron en tareas defensivas como Dolan, y un equipo que, aunque apenas generó peligro, supo hacer que el Celta -con jugadores como Aspas, Bryan o Borja Iglesias- no inquietara nunca a Dmitrovic. El bloque está tan implicado que ya da igual quién juegue, porque todos entienden el plan.
Aún sin mirar más allá… pero cada vez más arriba
A pesar del momentazo, Manolo González sigue con el discurso prudente: “A los 42 puntos siempre. La gente dirá que soy pesado. Pero no soy conformista. Venimos de pasarlo muy mal”. Palabras con memoria, las de alguien que sabe lo que costó salvarse y ascender. Pero el equipo ha cambiado. Hoy es otro. Hoy se le ve capaz. Hoy, sí, este Espanyol se parece más a un aspirante a objetivos ambicioso e ilusionantes que a un mero superviviente en la categoría.