La portería del Espanyol encara uno de los veranos más trascendentales de los últimos años. Con la más que probable salida de Joan García, que mantiene un acuerdo verbal con el Arsenal (aunque todavía sin firma), la dirección deportiva se encuentra en pleno proceso de reflexión para definir quién defenderá la meta blanquiazul la próxima temporada.
La imagen que dejó el último encuentro en Mestalla fue bastante reveladora: Joan García, lesionado en el minuto 20 tras llevarse la mano a la parte posterior del muslo derecho, obligó a Manolo González a mover ficha en el banquillo. ¿El elegido para calentar? Ángel Fortuño. Fernando Pacheco, por su parte, permaneció como espectador. Un gesto que, aunque puntual, refleja el estado actual de las jerarquías en la portería.

Pacheco, con contrato hasta 2026, habría recibido recientemente una propuesta de renovación a la baja, concretamente al 50% de su ficha, tal y como desveló Luis Leirós. Una oferta que, en principio, alejaría la continuidad del veterano guardameta como primera opción. Mientras tanto, Fortuño sigue ganando terreno. El joven portero, formado en la casa desde categoría benjamín, cuenta con el respaldo de una figura de peso como Tommy N’Kono, quien afirmó sin ambages: “Fortuño está listo para dar el salto”.
Aunque Fortuño todavía no ha debutado oficialmente, su progresión es constante. El propio guardameta, en declaraciones recientes al canal de Twitch de Javier de Haro, dejó entrever su preparación para asumir responsabilidades mayores: “Hay que estar preparado para cuando llegue la oportunidad. Con Joan se ha visto que puede pasar”. Y, consciente de las dudas que pueda generar su estatura, no dudó en reivindicarse: “Tengo otras cualidades, el día que llegue la oportunidad, estaré listo”.

Sin embargo, el Espanyol maneja más opciones sobre la mesa. Una de ellas es que Joan García termine recalando en alguno de los grandes clubes españoles, como el Real Madrid o el Atlético de Madrid, pero con una cláusula que le permita seguir defendiendo la portería perica en calidad de cedido durante uno o dos años más. Sería una operación estratégica que permitiría al club ingresar una cantidad significativa por el traspaso, pero sin perder a corto plazo a uno de los porteros con mayor proyección del panorama nacional.
La otra alternativa es acudir al mercado en busca de un nuevo guardameta. Y en este escenario, el nombre de Leo Román, portero del Mallorca, ha comenzado a ganar protagonismo. El meta ibicenco, que acaba contrato en 2026, atraviesa una situación delicada en su actual club. Pese a que el cuerpo técnico apostaba por él como portero de futuro, Román ha rechazado las ofertas de renovación que se le han presentado, lo que ha derivado en una especie de “castigo” por parte del club, que ha optado por relegarlo al banquillo. Su participación en Liga ha sido testimonial este 2025, limitándose a un solo partido, además de su actuación en Copa ante el Pontevedra.

La tensión entre el jugador y la entidad mallorquinista quedó patente en sus recientes declaraciones, tras volver a tener minutos en Liga: “Al final es complicado porque llevo meses sin jugar. Intento estar concentrado y muy metido en los entrenamientos para aprovechar las oportunidades y demostrar a la gente de puertas para fuera porque de puertas para dentro no tendría que haber ninguna duda, de que mi situación es un poco… No sé como clasificarla la verdad”. Y, en una entrevista posterior para Movistar Plus, fue aún más claro: “No estoy recibiendo las oportunidades suficientes. Hoy se puede ver que mi situación igual no es la que tocaba, no por mi compañero, sino por la gestión del club”.
Con esta situación sobre la mesa, el Espanyol deberá decidir en las próximas semanas cuál es el camino a seguir: apostar de forma definitiva por Fortuño, garantizarse la continuidad de Joan García mediante una cesión tras su venta, o reforzar la portería con un fichaje que aporte garantías. La decisión no será sencilla, pero marcará el rumbo del equipo en una posición clave para el futuro inmediato.
