La contracrónica del Espanyol – Girona, por Juan José Caseiro.
Tan cerca, tan lejos
¿Quién no ha jugado con una mirilla telescópica que haya caído en sus manos? La primera reacción es el uso correcto; mirar por el lado indicado para acercar a la vista de aquello que está lejos. Y también, al contrario, usarla por el lado equivocado lo que provoca que la imagen recibida te la encuentres encima, similar al devenir del duelo de hoy: el 1-0 nos alejaba un poco del abismo y el 1-1 nos mantiene en la batalla infernal de la salvación.
Toca repetir expresión: PORTERAZO es aquel que para lo parable y despeja lo imposible y Joan hizo, quizá, la mejor parada de la historia de Cornellá; Omar falló en los pases hacia delante y a partir de ahí decidió que todo iría para atrás, mientras en la izquierda, Romero volcaba por su zona algunas acciones de peligro que igualaban el arreón rival. El crecimiento en esta segunda vuelta lleva los nombres de Cabrera y Kumbulla, participantes principales de un alto grado de concentración.
Manejó Urko su catálogo de futbol a la carta y el penalti no debería emborronar todo lo bueno que hizo; la amarilla parará a Pol una jornada, justo en el momento que más sustancia sacamos de su juego y Kral, en el papel de mediapunta impostor, fue el mejor siervo en las ayudas defensivas.
Jofre se lleva la ovación y el gol, donde Puado hizo un papel clave arrastrando al central y tirando del carro todo el encuentro hasta completar una notabilísima noche. Roberto, el hombre-boya, se pasó el partido bajándose la camiseta que Krejci parecía que se la quería robar.
Solo el cansancio prevaleció sobre el serio compromiso del grupo en los cambios: Tejero no trajo acierto, Calero esperó demasiado en la banda cuando todos veíamos en su entrada la necesidad de mantener la victoria. Edu, Antonio y Veliz, llegaban para dar respiro cuando el duelo ya había cogido la opción simulador para acabar en empate.
Queda el poso amargo de una victoria que se escapó. Es la eterna disyuntiva del fútbol, esa que el resultado no siempre refleja los méritos que cada uno destina a conseguir los tres puntos. Nos pasaríamos la vida debatiendo sobre el significado de jugar bien, en un juego donde lo primordial es ganar. Estuvo tan cerca y tan lejos que los duendes del balón decidieron acabar en tablas. Justo o no, dar pasitos hacia delante, también es una forma de escapar.
Juan Josñe Caseiro