El Espanyol se enfrenta a un problema que no puede seguir ignorando: su centro del campo no ha aportado ni un solo gol en lo que llevamos de temporada. Los números son alarmantes y colocan al conjunto perico entre los peores equipos de las grandes ligas europeas en esta faceta. A día de hoy, la producción ofensiva del equipo depende exclusivamente de delanteros y defensas, un reparto que parece difícilmente insostenible para un club que lucha por la permanencia en la élite del fútbol español.
Con 10 goles anotados en el presente curso, todos ellos han llegado de las botas de los atacantes Javi Puado (4), Jofre Carreras (2) y el recién llegado Alejo Veliz (1), además de las aportaciones de los defensas Marash Kumbulla, Carlos Romero y Álvaro Tejero, con un tanto cada uno. Por el contrario, los centrocampistas blanquiazules, llamados a ser un pilar ofensivo adicional, no han conseguido estrenar su cuenta particular.
Un problema común, pero preocupante
El Espanyol no está solo en este panorama desolador. Equipos como el Everton en Inglaterra, el Friburgo y el Hoffenheim en Alemania, el Saint-Étienne y el Toulouse en Francia, y el Empoli, Génova y Lecce en Italia comparten la misma sequía goleadora de sus mediocampistas. Sin embargo, en el contexto de LaLiga, el caso del Espanyol es único.
La importancia del gol desde la segunda línea
El fútbol moderno exige que los centrocampistas no solo sean constructores de juego, sino también que aporten en la faceta anotadora, y la falta de participación de los mediocampistas añade presión sobre un ataque que tampoco está mostrándose siendo especialmente acertado cara a puerta. Un gol de la segunda línea puede cambiar la dinámica de un partido atascado, y la ausencia de esa alternativa táctica limita las opciones de Manolo González, que tiene mucho trabajo por delante para corregir esta anomalía. El equipo no puede depender únicamente de los momentos de inspiración de Puado o de la aportación esporádica de sus defensas. La producción ofensiva desde el centro del campo no solo es deseable; es absolutamente necesaria si el equipo quiere encarar con garantías el reto de la salvación.
