La UD Las Palmas ya no se juega nada este sábado… o eso parece aparentemente. Con el descenso confirmado, los amarillos cerrarán su temporada visitando el RCDE Stadium, donde el Espanyol se juega la permanencia a una sola carta. Pero aunque en teoría no haya puntos en juego para los canarios, el partido sí puede condicionar, y mucho, su camino en la próxima Liga Hypermotion.
La pregunta es directa: ¿a quién le conviene más a Las Palmas tener como rival en Segunda división? ¿Al Espanyol, con un proyecto pese a sus limitaciones posiblemente más potente y con más medios para afrontar un ascenso inmediato? ¿O al Leganés, un club que, aunque ha llegado vivo a la última jornada, parte desde un perfil más humilde?
Desde la lógica deportiva, parece claro que cuanto menos rivales de entidad haya en la categoría, más fácil será pelear por el ascenso. Y ahí aparece la duda legítima: si el Espanyol baja, será uno de los favoritos claros. Cuenta con potencial para atraer jugadores de más calidad, una estructura de club diseñada para estar en Primera y una exigencia interna brutal. En cambio, el Leganés —por mérito propio— ha llegado con opciones al final, pero en principio no debería representar una amenaza tan grande a lo largo del curso.
Así que sí, tiene sentido preguntarse si a Las Palmas le interesa que el Espanyol siga en Primera. Evitar a un rival como los blanquiazules puede ser una ventaja estratégica a medio plazo. Nadie habla de regalar el partido, pero es innegable que el contexto pesa: sin presión, sin nada en juego, con juveniles incorporados a la dinámica… no es lo mismo que jugarte la vida.
Y es que en Segunda, cada detalle cuenta, y empezar el curso sin un rival de la entidad del Espanyol podría ser un pequeño paso adelante. No es lo mismo mirar hacia arriba sin gigantes que te bloqueen el camino.
El partido del sábado decidirá cosas muy distintas para ambos equipos. Para el Espanyol, es una final. Para Las Palmas, podría ser el primer paso —discreto, pero importante— hacia su propio regreso a Primera. Porque aunque ya estén descendidos, lo que pase en Cornellà puede marcar también el inicio del futuro para los amarillos.
Porque una cosa está clara, y debería tenerlo claro el equipo canario: el Espanyol no es el rival que nadie quiera tener en Segunda.
