Hay palabras que, sin buscarlo, resumen lo que una grada entera siente antes de una cita crucial. Este viernes, en La opinión del día de La Grada Ràdio, Marta Mendoza se encargó de ponerle voz al runrún que muchos llevamos dentro en las horas previas al decisivo Espanyol – Las Palmas. Lo hizo sin filtros, sin imposturas, hablando desde las tripas y con la naturalidad de quien lleva el escudo tatuado desde que tiene uso de razón.
“No lo negaré, estoy un poco cagada”, arrancó, con esa sinceridad que desarma. “No sé si decir nerviosa, pero bien controlados a todos los niveles son buenos”, matizó. Porque sí, los nervios están ahí, pero también la conciencia de que el equipo se lo juega todo. Y Marta, como tantos pericos, lo nota: “Estos días, no quiero hablar de relajación, pero no me ha dado la sensación de partido transcendental; tal vez es solo una sensación, eh, pero no quiero pensar que haya excesiva confianza”.
Una advertencia que resuena como un eco en la mente de todos los que ya están visualizando el partido desde la grada, desde el sofá o con los cascos enfundados. Porque lo del sábado no es una jornada más. “El partido de mañana no es uno cualquiera, nos jugamos muchísimo. De hecho, la permanencia no es solo una cuestión de puntos: es orgullo, es identidad, es el futuro del club”.
Y ahí es donde el mensaje de Marta toca hueso. Porque no se trata solo de tres puntos. Se trata de no dejar que todo lo construido —con sudor, lágrimas y, sí, también alguna bronca monumental— se venga abajo. De no fallar cuando más hace falta. Y sobre todo, de responderle a una afición que, pese a todo, nunca ha dejado de estar.
“El RCDE Stadium será una olla a presión, siempre responde esta afición, chapó, es el jugador número 12”, dijo Marta. Y no es ninguna exageración. Los que lo han vivido lo saben: cuando más aprieta el drama, la grada ruge más fuerte. Pero, como bien apuntó ella, “la afición estará y los jugadores lo saben, son ellos los que no pueden fallar”.
Para cerrar, un deseo que compartimos todos, una especie de oración perica: “Crucemos los dedos, que salga todo bien, que mañana como aquel 23 de junio del año pasado todo acabe con lágrimas de alegría, abrazos, con esa sensación de haber cumplido y de que lo hemos conseguido otra vez”.
Porque ser del Espanyol es eso, como dijo Marta: “Comer m… y sufrir como animales”. Pero también es levantarse siempre, es no rendirse nunca, es seguir creyendo. “Esta afición no se lo merece porque ha sido, es y será siempre de Primera división”, remató.
Y con eso nos quedamos. Con confianza. Con ánimos. Y con la fe ciega de que mañana, sí, lo conseguiremos.