Este sábado no es un partido más. No es una jornada cualquiera. Lo que se juega el Espanyol ante la UD Las Palmas es media vida. Y cuando toca afrontar una final, uno mira al banquillo, al césped, a la grada… y se agarra a lo que más confianza le da. En este caso, hay tres nombres que tienen que tirar del carro sí o sí: Javi Puado, Roberto Fernández y Joan García. Si el Espanyol quiere depender solo de sí mismo para quedarse en Primera, necesita marcar —más de uno, si puede ser— y mantener su portería lo más cerrada posible. Y ahí es donde entran ellos.
Puado necesita reencontrarse con el gol… ya
Lo de Puado no es cuestión de actitud, porque eso siempre lo ha tenido. Es cuestión de que, últimamente, se le ha secado la pólvora. Lleva cinco partidos sin ver puerta, y eso, para el que ha sido el alma ofensiva del equipo durante muchos tramos de la temporada, es mucho decir. Atrás quedan esas semanas en las que no fallaba una: tres goles en cuatro partidos ante Atlético, Rayo y Valencia. Desde aquel tanto en Mestalla, no ha vuelto a celebrar. Y ya toca.
El sábado es el momento. Porque el Espanyol necesita abrir el marcador y quitarse los nervios de encima cuanto antes. Y porque, además, el futuro de Puado también está en juego. Termina contrato el 30 de junio y, aunque el club quiere que siga, aún no hay nada cerrado. Cuanto más decisivo sea ahora, más fuerza tendrá luego. Y, lo más importante, más cerca estará el equipo de seguir en la élite.
Roberto, sólo un gol en los últimos siete partidos
El impacto de Roberto tras su llegada en enero fue brutal. Velocidad, potencia, instinto. Se metió a la afición en el bolsillo con su entrega y sus goles. Pero en las últimas semanas algo se ha torcido. Lleva solo un gol en los últimos siete partidos —el que le marcó al Betis— y, aunque no deja de luchar, lo cierto es que no está teniendo muchas ocasiones.
Quizá por eso mismo, el Espanyol necesita que este sábado recupere su mejor versión. Ese Roberto que descoloca defensas y hace temblar al portero rival. No hay margen de error, y si hay alguien que puede agitar el árbol, es él. También su continuidad está en el aire: cedido por el Braga, el club blanquiazul tiene una opción de compra de 10 millones. Pero eso, como casi todo, depende de si se sigue en Primera.
Joan, el muro que tiene que volver a serlo
Y claro, de poco servirá marcar si no se cierra la portería. Joan García ha sido el salvavidas del Espanyol en mil partidos esta temporada, pero lleva seis jornadas sin dejar la meta a cero. Desde aquel 1-0 contra el Getafe, le han colado de todos los colores: uno en Valencia, otro en Vila-real, dos ante el Betis, tres en Leganés, dos más en el derbi, y otros dos en Pamplona. No es solo cosa suya, está claro, pero se nota que no llega igual de arropado.
El sábado necesita reencontrarse con su versión más felina. Porque en una final como esta, un gol en contra puede pesar como una losa. Joan ya ha demostrado que puede sostener al equipo cuando más lo necesita. Y ahora, más que nunca, toca confiar en él.
Todo pasa por ellos
Es así de claro. Si Puado, Roberto y Joan hacen un partido de diez, el Espanyol tiene muchas papeletas de seguir en Primera. Si uno falla, ya se complica. Y si fallan los tres… mejor ni pensarlo. Son los tres pilares de este equipo. Los que han sostenido la temporada, los que pueden decidir el destino del club en noventa minutos. No hay excusas. No hay tiempo. Solo hay una opción: ganar. Y para eso, ellos tienen que estar.