El RCDE Stadium fue testigo este pasado sábado de uno de esos encuentros que pueden suponer el inicio de un antes y un después de esta temporada para el Espanyol. En una jornada de máxima tensión, en la que el técnico Manolo González tenía en juego su puesto tras semanas de cuestionamiento, el equipo logró una importante victoria ante el Celta y dejó un mensaje muy claro: los nombres no pesan más que el rendimiento.
En un movimiento que pocos habían anticipado, el entrenador decidió excluir de la convocatoria a Pere Milla y Salvi Sánchez, dos fichajes de hace dos veranos que llegaron bajo el paraguas del director deportivo Fran Garagarza, el primero con un coste de traspaso de 2,5 millones de euros, más medio millón en variables, y el segundo a cambio de un millón. En cambio, el gallego apostó por el joven Justin Smith, una de las joyas del filial blanquiazul, quien no solo fue titular sino que ofreció una actuación sólida y comprometida, justificando la confianza del técnico.
El rol de Garagarza en entredicho
Ese giro de guion no hace más que alimentar las dudas en torno a Garagarza, en concreto, en su faceta de comprador de activos deportivos para la entidad. Si bien el director deportivo demostró gran habilidad para cerrar ventas millonarias, cumpliendo con las exigencias económicas de Chen Yansheng y llenando sus arcas, muchas de sus decisiones en los mercados de fichajes no han tenido el mismo impacto positivo en el plano deportivo. De ser a su llegada dos de las apuestas más importantes, con muchas esperanzas de que servirían para fortalecer el proyecto, Pere Milla y Salvi Sánchez han quedado fuera de los planes de un equipo que lucha por sobrevivir.
El significado de esta situación es aún más significativo. La decisión de Manolo González no sólo apunta ante una respuesta inmediata en el terreno de juego, también cuestiona abiertamente el criterio con el que se ha tratado a la plantilla. Apostar por un joven como Smith, formado en casa y con hambre de demostrar su valía, manda un mensaje contundente: el Espanyol necesita jugadores que aporten desde el primer minuto, no nombres que vivan del cartel con el que llegaron.
La paradoja del éxito económico y el fracaso deportivo
El balance de Garagarza, hasta hoy, se ha decantado por una economía vendedora. Una estrategia que parece haber olvidado, no obstante, el factor deportivo, para el que el Espanyol no tiene margen en una temporada en la que el margen de error será, a buen seguro, mínimo.
La desconexión entre el proyecto y las necesidades reales del equipo se refleja en decisiones como las del pasado sábado, donde el técnico prefirió mirar al filial en lugar de recurrir a fichajes que, sobre el papel, deberían estar haciendo más fuerte al grupo.
Un camino por redefinir
La victoria ante el Celta es un soplo de aire fresco para Manolo González pero al mismo tiempo una declaración de principios. El técnico gallego ha demostrado que no teme tomar decisiones difíciles por el bien de los intereses del equipo. En un Espanyol que vive permanentemente con la soga al cuello, el rendimiento manda. Y, por lo visto el sábado, no hay espacio para errores, ni dentro del campo ni tampoco en los despachos.
