No ha tenido suerte el Espanyol con las dos empresas que a lo largo de estos años ha cerrado un acuerdo de naming rights para dar nombre al estadio de Cornellà-El Prat, el también conocido como RCDE Stadium. Ni en su día Power8, que acabó siendo una empresa pantalla para favorecer una estafa piramidal, ni ahora Stage Front, que ha fracasado en su aventura europea y ha incumplido los pactos económicos y de proyecto con la entidad perica, han sido exitosos. Todo ello ha generado un debate entre el espanyolismo, que está haciendo propuestas para dar un nombre definitivo al templo blanquiazul. En este sentido la penya del Espanyol Doctor Gert, Diga 23, fundada en 2007 y cuyo nombre homenaje al doctor Gert Jan Goudseaard, jefe de los servicios médicos del Glasgow Rangers en el verano del 2000 que desaconsejaba el fichaje de Raúl Tamudo por los escoceses, ha hecho una propuesta que sin duda recibirá muchas adhesiones: dar a la instalación el nombre del que probablemente ha sido su jugador más universal, el “Divino” Ricardo Zamora. Los penyistas han recogido sus argumentos en éste texto:
“Por un Estadio Ricardo Zamora:
Entramos en la temporada de nuestro regreso a Primera División —esperemos que el definitivo— con una aparente mala noticia. El club ha roto el contrato que le unía a la compañía estadounidense Stage Front como naming partner del Estadio de Cornellà El Prat, a razón de un millón de euros por cinco temporadas, tras los impagos de la empresa que casi nadie alcanza a adivinar a qué se dedica. Llueve sobre mojado, tras el timo de Power8 en 2015. Pierde, de nuevo, ingresos, pero gana una oportunidad de oro para darle un valor a uno de sus grandes activos: el estadio.
En el mundo del fútbol, y especialmente en el Espanyol, se ha generalizado un ambiente de gestión cortoplacista, clientelar y desarraigada que poco tiene que ver con el espíritu de nuestra irreductible hinchada. La estrategia de la directiva, centrada en mantener un nombre completamente neutro y despersonalizado de nuestro campo (RCDE Stadium) para no espantar a posibles patrocinadores que quieran darle su nombre se ha dado nuevamente de bruces contra los imprevistos: el club se queda sin dar a su estadio una identidad propia y reconocible y sin un contrato fallido. Y qué contrato, por cierto. ¿Acaso el nombre de nuestra casa vale un millón de euros por temporada? ¿Esas minucias son la moneda de cambio que la directiva y el área de marketing aceptan por
perder la fuerza identitaria de un Santiago Bernabéu, un Anfield, un San Siro, un Sarriá o un Mestalla? Nada más lejos de la realidad, ensuciar de esta manera uno de nuestros mayores elementos identitarios es un gravísimo menoscabo a la imagen y percepción del Espanyol, tanto propia como ajena. Un club de fútbol necesita de la mística popular que lo haga reconocible y diferente a sus rivales y el Espanyol atesora la leyenda de Ricardo Zamora.
El regreso a la máxima categoría, que nos situará entre los mayores clubes del país por 88ª vez, es una oportunidad para nuestra memoria histórica, que nos asocie, de una buena vez y para siempre, con la primera gran figura del fútbol en España, cuyo espíritu es perico, Ricardo Zamora. A falta de la corrección de sus señorías expertos de marketing, se nos ocurre que igual otorga una potencia y valor de marca mayor que venderse a la primera sociedad de cualquier sitio del mundo que ponga su nombre al estadio a cambio de pagar la fi cha de una medianía de la plantilla. Por ello, solicitamos desde la Peña Doctor Gert Diga 23, la reparación de una deuda histórica con la
mayor leyenda de nuestro club: nada menos que el mejor portero de la historia del fútbol, quien da nombre al premio de mejor guardameta de nuestra Liga, fi gura mediática pionera en España y símbolo universal de amor al RCD Espanyol. Solicitamos, en suma, el bautizo del RCDE Stadium como ESTADIO RICARDO ZAMORA.
Barcelona, a 1 de julio de 2024. Peña Doctor Gert Diga 23.
