La contracrónica del Espanyol – Osasuna, por Juan José Caseiro.
Agua y aceite
Circula una foto donde se encuentran el agua del Pacífico con la del Atlántico y no se juntan. Debido a la diferencia de temperatura y salinidad el efecto es realmente óptico, aunque la primera, al estar más fría, queda por debajo de la segunda. Algo así como la supuesta calidad del RCDE, escondida bajo la mediocridad.
El peor saque de banda de la historia culminó con la parada de Joan, hasta entonces inédito; la versión que ofreció Tejero fue suficiente para no recordar a quién sustituía, Kumbulla fue pura acetona borrando a Budimir, mientras Cabrera escribía demasiadas veces la misma salida de balón. Brian en continua reivindicación, fue el equilibrio de la banda izquierda.
En anticipación y robo, Pol ganó el notable y el corte confección de Král se quedó insuficiente. A falta de un tercer centrocampista puro, Roca y Romero atacaban por los flancos; al canterano solo le faltó darse golpes en el en el pecho después de algún regate y el valenciano anda en uno de esos momentos en que quizá es necesario consultar hasta el horóscopo.
Si a los delanteros se les paga por gol, pinta diciembre a un ahorro en nóminas: Puado ya pone hasta el cerebro programado para el trabajo y Cardona es el humo de un cigarro de vapor: visible y efímero.
Del fondo de armario solo encontramos ropa interior; Cheddira no se entiende ni en el lenguaje universal del fútbol, los desmarques; a Milla hizo de la mujer barbuda y Justin apareció al final porque de inicio la táctica había cambiado.
Aunque hubo sol, hacía frío; aunque había gente, se oía el silencio; aunque mejoramos, no ganamos. Es la dificultad de intentar juntar el agua con el aceite, la voluntad sin calidad y eso que más de la mitad de los equipos de la liga, la tienen. Nosotros seguimos apareciendo como un trampantojo, ya saben, un engaño, una ilusión. Maldita sea…
Juan José Caseiro
