El Espanyol ha llegado a este parón de selecciones de noviembre entre luces pero también sombras. Por un lado, sigue sexto en la tabla, metido de lleno en la zona noble de LaLiga EA Sports, tras un arranque en la competición explosivo que, para ser sinceros, sorprendió a propios y extraños, incluso a los más optimistas. Por el otro, encadena dos derrotas consecutivas ante Alavés y Villarreal, que aunque con diferentes condicionantes -más preocupante la primera, más comprensible y lógica dada la calidad del rival la segunda- que han encendido algunas alarmas. No tanto por los resultados en sí, sino por cómo se han producido: falta de pegada arriba y algunos errores puntuales atrás.

Así que este parón internacional le viene al equipo como anillo al dedo. Tiempo para avanzar en la recuperación de al que se echa tanto de menos como Javi Puado pero al que aún le quedan algunas semanas para estar al 100% como lo quiere Manolo González antes de volverlo a colocar en el once, también para ajustar detalles, y sobre todo para respirar y mirar lo que viene con perspectiva.
Un calendario apretado y exigente
Y es que “lo que viene” no es precisamente sencillo: de entrada, el Espanyol tiene por delante un resto de noviembre muy cargado: el 24 recibirá al Sevilla y el 30 viajará a Vigo para jugar ante el Celta. Apenas unos días después, entre el 2 y el 4 de diciembre, llegará el partido de segunda ronda copera ante el Atlético Baleares. El 7 de diciembre habrá Liga en Cornellà contra el Rayo, el 14 o 15 tocará visitar el Coliseum para medirse al Getafe, y si el equipo avanza, los dieciseisavos de Copa se disputarán entre el 16 y el 18 de diciembre. Todo eso antes del último duelo del año, el 21 de diciembre en San Mamés ante el Athletic Club. Pueden ser casi siete partidos en menos de un mes, lo que pondrá a prueba la profundidad de la plantilla y la capacidad de rotación de Manolo González.

Todos esos partidos pueden marcar el rumbo de aquí a Navidad. Por eso, toca hacer balance. ¿Este Espanyol va en serio o es todo un espejismo? Aquí van cinco razones para seguir creyendo… y cinco que invitan a mantener los pies en el suelo.
Cinco motivos para creer en el Espanyol
1. El equipo ha competido bien y sigue arriba
Pese al tropiezo ante el Villarreal, el Espanyol se fue al parón con 18 puntos en 12 jornadas, un balance más que decente poniendo en contexto de dónde viene el equipo, de un ascenso hace dos temporadas y de salvar la categoría en el último partido la anterior. De hecho, aunque sea algo que parece olvidarse, está metido en zona europea, algo que está siendo una constante en este casi primer tercio de la competición. No es casualidad. El equipo ha competido casi siempre, salvo excepciones muy puntuales, incluso contra rivales con más plantilla y presupuesto. El dato de los tiros a puerta y el número de ocasiones generadas apuntan a que este Espanyol tiene argumentos para mantenerse arriba.
2. Manolo ha montado un grupo con alma
Manolo González ha conseguido lo que muchos entrenadores no logran en años: que los jugadores crean en su idea y sigan su libreto a pies juntillas. El vestuario está con él, se nota en la intensidad con la que juegan y en la implicación de todos, y eso a lo largo de los 90 minutos de juego e independientemente de si les toca ser titulares o entrar de refresco desde el banquillo. Da igual cuál sea el nombre: todos saben cuál es su rol y lo cumplen. Hay meritocracia y eso, en un equipo como el Espanyol, es clave para tener el grupo activado.

3. Pere Milla marcando diferencias
Pere Milla está firmando su mejor temporada desde que viste de blanquiazul y ha sido clave en muchos partidos. Tener al ilerdense enchufado y fino cara a puerta compensa muchas carencias existentes en materia ofensiva.
4. El equipo no se ha hundido ni ha tenido caídas catastróficas
Más allá de las cuatro derrotas que acumula -las dos últimas ante Alavés y Villarreal-, hay que reconocerle al equipo que nunca baja los brazos. Ha competido en todos los escenarios, sin derrumbarse ni un solo día, incluso cuando las circunstancias le eran totalmente adversas. El equipo muestra coraje y fe hasta el final, sin perderle nunca la cara al partido.

No ha habido caídas estrepitosas ni síntomas de rendición; al contrario, el bloque ha mantenido siempre el tipo, mostrando un compromiso que trasciende el marcador. Esa actitud, esa manera de pelear cada balón y seguir creyendo hasta el último minuto, es lo que mantiene viva la sensación de que el equipo aún tiene mucho que decir en esta temporada.
5. Muchos futbolistas están dando su mejor versión
Pese al pequeño bache que atraviesa el Espanyol, el primer tercio de temporada ha dejado actuaciones más que notables a nivel individual y colectivo. En líneas generales, la plantilla ha mostrado compromiso, intensidad y una versión sólida que invita al optimismo, pese a los resultados recientes.
Cinco razones para tener cuidado
1. Falta un ‘9’ “de verdad”
Lo dicen las estadísticas y lo ve cualquiera que siga los partidos: el Espanyol necesita muchas ocasiones para marcar. Falta un delantero de esos que enchufan la primera que tienen. Se apostó por un reparto coral del gol, pero cuando los partidos se cierran, no tener un killer se nota. Y mucho.

2. Se repiten errores defensivos en momentos clave
El equipo no encaja mucho, pero los goles que recibe duelen. Fallos en salidas de balón, despistes en córners o pérdidas en zonas peligrosas. En partidos igualados, esos errores se pagan carísimos. Y ya ha pasado más de una vez este curso.
3. Las lesiones tocando a los más importantes
Puado lleva KO varias semanas, y su ausencia se está notando. El equipo necesita más ocasiones para sumar gol, y con él en el cambo se han perdido tantos partidos que con él ausente: con él en el once el equipo perdió dos de ocho partidos, sin él ha perdido dos de los últimos cuatro. Sin su concurso, se pierde chispa y profundidad. El once base compite, pero más allá de eso, el banquillo no siempre da soluciones.

4. El entorno es impaciente y exigente
La grada anima, pero también murmura cuando las cosas no salen. Y después de dos derrotas, el runrún vuelve a sonar. El recuerdo del último descenso sigue presente y también el buen arranque de temporada ha hecho que las expectativas sean grandes, y eso crea un clima de presión que puede jugar en contra si no se endereza rápido la situación.
5. El club aún está en construcción
Alan Pace ha traído aire fresco, pero el nuevo Espanyol aún se está montando. Hay ilusión, sí, pero también incertidumbre en temas clave. ¿Habrá refuerzos en invierno? ¿Se apostará fuerte por subir el nivel? ¿Cuál es el techo real del proyecto? Son preguntas sin respuesta clara por ahora.

