El Espanyol sufrió su primera derrota del curso en el Santiago Bernabéu (2-0). No hubo sorpresas: el Real Madrid impuso su calidad con dos golazos de Militao y Mbappé y mantuvo su pleno de victorias en LaLiga. Lo que quedó claro es que los blanquiazules aguantaron como pudieron, se cerraron atrás con orden, pero en ningún momento transmitieron la sensación de poder competir el partido.
Un Madrid con balón, un Espanyol encerrado
Los números dicen mucho: el Madrid tuvo un 72% de posesión, su cifra más alta de la temporada, y apenas disparó 16 veces. Puede parecer un dato menor, pero refleja lo que se vio en el campo. El Espanyol no fue desbordado constantemente, pero tampoco fue capaz de salir de su área ni de inquietar a Courtois, que vivió una tarde sin trabajo. La impresión final fue clara: los blancos controlaron el partido con comodidad y, si hubiesen necesitado apretar, lo habrían hecho.
Golazos para decidir
La resistencia blanquiazul se rompió en dos fogonazos de pura calidad individual. El primero, un cañonazo de Militao desde más de 30 metros, directo a la escuadra, imposible para Dmitrovic. El segundo, un disparo de Mbappé al inicio de la segunda mitad, también desde fuera del área. Ninguno de los dos tantos llegó tras una jugada elaborada en el área pequeña, sino por la capacidad de los jugadores del Madrid para inventarse goles desde la nada.
Las cifras de la defensa perica
Pese a perder, el Espanyol dejó estadísticas defensivas interesantes que recogió Sport. Cabrera y Calero cumplieron en su marcaje a Mbappé, obligándole a jugar lejos del área. El francés disparó hasta ocho veces, pero la mayoría desde posiciones lejanas. Remarcables son los números de Omar El Hilali: ganó 11 de 12 duelos individuales, acertó en 7 de 8 entradas, solo fue regateado dos veces y firmó un 97% de acierto en el pase (29/30). Datos reseñables para el canterano, que además logró desesperar a Vinicius durante muchos minutos.
Sin llegar a competir de verdad
Aun con esos números defensivos, lo cierto es que el Espanyol nunca dio la sensación de poder pelear por el resultado. El equipo estuvo metido atrás, ordenado, pero sin salida ofensiva. No disparó entre palos, no inquietó al líder y jugó siempre a merced del ritmo blanco. Lo mejor fue que el marcador no se convirtió en goleada, lo peor que nunca se percibió una oportunidad real de dar la sorpresa.
Mirando a lo que importa
La derrota en el Bernabéu entra dentro de lo lógico y no cambia demasiado el plan de ruta. El Espanyol perdió el invicto, pero sigue en la zona alta de la tabla con 10 puntos en cinco jornadas. Ahora llega lo que de verdad importa: Valencia este martes en el RCDE Stadium y Girona el viernes en Montilivi. Ahí sí toca competir de verdad, sumar y demostrar que este equipo no solo sabe defender con orden, sino también ganar partidos de su liga.




