En La Grada Ràdio ya es tradición que el postpartido no se quede solo en lo que pasa sobre el césped. Y menos aún si lo que se ha vivido es una montaña rusa como la del pasado sábado. El Espanyol selló la permanencia ante Las Palmas y en el estudio sonaron los aplausos… pero también la crítica. Y uno de los que no se guarda nada es Héctor García, que deja su opinión sin paños calientes en la sección de La Opinión del Día.
“El Espanyol se ha salvado. El sábado fue un día de sufrimiento extremo, al menos para mí, en que marca Puado un penalti que para mí nos regalaron, hemos de ser sinceros”, soltó de entrada. Una frase que ya marcaba el tono de lo que venía después. Porque se celebró la permanencia, pero Héctor no se apuntó al carro de la euforia sin reflexión: “Históricamente es una compensación que se queda corta, así que nada… El equipo se ha salvado, se ha cumplido el objetivo de mínimos que hemos tenido todo el año, ese objetivo por el cual la directiva ahora saca pecho”.
A partir de ahí, el dardo fue directo hacia Fran Garagarza, a quien se refiere con ironía como “el arquitecto del Espanyol”. Un título que le han dado en una entrevista que, para Héctor, no se sostiene: “El arquitecto que tiene 13 jugadores cedidos, que no sabe cuántos hombres se van a quedar en la plantilla y que no tiene futbolistas en propiedad”. Sin rodeos, lo acusa de formar parte del problema: “Ya sé que habéis bajado pistón con Garagarza en el programa, que habéis recogido cable, pero yo no. Creo que es uno de los principales culpables de lo que está pasando. Los principales son Mao, Chen sobre todo, pero Garagarza también es uno de ellos”.
La crítica se extendió a la gestión general del club, pero también a la reacción de la grada tras el pitido final. La invasión de campo por parte de la afición, celebrando la permanencia, tampoco le sentó nada bien: “No entiendo cómo puede celebrarse un mínimo, quedarnos en Primera. El mensaje que le enviamos a la directiva que no invierte es que estamos contentos con esto, que no pasa nada”.
Y ahí es cuando el discurso se convierte en algo más que una crítica puntual: se convierte en una llamada de atención a todos los niveles. “Me diréis, ‘¡agorero, que no disfrutas nada!’, yo no disfruto del Espanyol salvándose en Primera. Es el séptimo equipo histórico en España y nos estamos comportando como un Mirandés, como club, como afición y como todo, es culpa nuestra”.
Héctor también señaló que se perdió una oportunidad importante de protestar. De mostrar rechazo hacia la propiedad y la dirección deportiva, aunque reconoce que el famoso cántico del “chino vete ya” tampoco es oportuno por las formas: “No digáis ‘chino’, decid ‘Chen’ porque es racista, pero esto ya es otra historia”.
Para cerrar, dejó un último mensaje que, lejos de sonar derrotista, es una advertencia de cara a lo que viene: “Otro año que tiramos a la basura, porque históricamente para el club es así. Lo que me da miedo es que el próximo año sea de mínimos. Estoy contento por salvarnos pero no me gusta el conformismo que veo en el club”. Héctor García no se conforma con sobrevivir, y lo deja claro en cada palabra. Como tantos pericos, quiere más. Porque el Espanyol no puede limitarse a existir. Tiene que competir. Y tiene que aspirar a ser el que fue.