Manolo González lo tiene clarísimo: aquí no vale con ponerse la camiseta y esperar turno. El míster del Espanyol insiste en que los jugadores han de matarse en los entrenos para tener minutos, y lo curioso es que los números no lo desmienten. No hay ningún jugador de campo que lo haya jugado todo… pero tampoco hay nadie que se haya quedado sin pisar el césped. En otras palabras: si alguien quiere sitio, tiene que ganárselo cada semana.

Cambios forzados y cambios pensados
El caso Cabrera es buen ejemplo: se perdió el duelo contra el Girona por lesión, y seguramente tampoco llegue al del Betis. Ese fue un cambio obligado. Pero Manolo también se atreve con retoques por pura convicción, especialmente en semanas de tres partidos. Ahora bien, el panorama que se viene es distinto: después del choque contra el Betis, el Espanyol tendrá dos semanas de parón. Sin la urgencia de dosificar, el técnico podrá elegir sin excusas a los que vea más enchufados.

De no rotar a abrir el abanico
Si algo caracterizó al Manolo de hace dos cursos fue su apuesta por un once fijo, sin demasiados experimentos, en buena medida porque no había a lo que recurrir mirando el banquillo; pese a todo, así se logró el ascenso y después la permanencia. Pero este año el guion cambia: la plantilla es más larga, con más nivel, y eso obliga a repartir juego. Ahora la palabra “rotación” no es un mal necesario, sino una herramienta que da vida al vestuario.

La columna vertebral
El único que sí ha jugado cada minuto posible es Marko Dmitrovic, y a Fortuño le toca esperar su oportunidad en la Copa, o si una lesión del serbio le obliga a dar el paso. Pero detrás del ex del Leganés hay otros cuatro casi intocables: los laterales Romero y Omar, el motor Pol Lozano y el capitán Puado. Sobre ellos se apoya la columna vertebral de este Espanyol.

Casi todos con minutos y titulares
La parte más llamativa de las estadísticas es que todos los futbolistas de campo, menos Javi Hernández -ya está en la recta final de recuperación-, ya han tenido minutos de Liga. Y lo de “minutos” no es anecdótico: muchos han sido titulares. Solo hay tres nombres –Salinas, Roca y Koleosho– que aún no han salido de inicio. El resto sí ha tenido al menos un partido en el once.

Un vestuario enchufado es oro puro
La sensación que queda es la de un vestuario vivo, con competencia real. Nadie puede dar nada por hecho. Los jugadores lo saben y por eso los entrenos son batallas en miniatura. Y para Manolo, mejor así: porque cuando todos se sienten útiles, el nivel sube y el equipo crece.

