El Espanyol está inmerso en una lucha titánica por lograr la permanencia y, contra todo pronóstico, viendo cómo había quedado configurada la plantilla el pasado verano y las dificultades económicas que arrastra el club, está logrando sostenerse. Detrás de esta resistencia hay un nombre clave: Manolo González. El técnico perico ha conseguido mantener al equipo fuera de las posiciones de descenso a pesar de que la entidad blanquiazul es la tercera que menos ha invertido en refuerzos desde 2020. Como refleja un muy recomendable artículo de Roger Requena en el diario Ara, con tan solo 18,3 millones de euros gastados en fichajes en los últimos cinco años, el Espanyol solo supera en inversión a Las Palmas (9,4 millones) y al Leganés (7,1).
“No hay dinero para fichar, ahora mismo”, admitía Manolo González poco antes del cierre del mercado invernal. Sus palabras reflejan la realidad de un equipo que lucha con recursos mínimos en una liga donde otros competidores han destinado cantidades muy superiores para reforzar sus plantillas. Getafe (74 millones), Girona y Celta (72 millones) o incluso el Valencia (37,6 millones) han doblado o cuadruplicado la inversión perica en el mismo periodo. Aun así, el preparador gallego ha conseguido ensamblar un grupo unido, capaz de competir contra equipos con mayor potencial económico.
Al frente del Espanyol, su objetivo es la permanencia, un reto que, de conseguirse, tendría casi tintes de milagro. Y es que la plantilla blanquiazul es una de las más modestas de la categoría. Según datos de Transfermarkt, web de referencia en estos temas, es la quinta más barata de Primera división, con un valor total de 30,5 millones de euros. Equipos como el Alavés y el Valladolid rondan los 16 millones, mientras que el Getafe alcanza los 36,7 millones. Además, hay 22 jugadores en la Liga que, individualmente, costaron más que toda la plantilla perica en su conjunto: nueve del Real Madrid, siete del Atlético de Madrid y seis del Barcelona.
A pesar de los escasos recursos, Manolo González ha construido un equipo con identidad, trabajo y sacrificio. La afición está con él y el vestuario, como manifiestan los jugadores de forma pública en cuanto tienen ocasión, también. Los futbolistas creen en su técnico y en un proyecto que, a base de esfuerzo, está desafiando los pronósticos.
