Si esto fuera un examen de economía de 4.º de la ESO, la pregunta sería: ¿qué haces antes de vender tu empresa ‑o club en este caso-? Respuesta de libro: la pones guapa por dentro y avisas a los tuyos de que el fútbol es una montaña rusa. Eso es justo lo que hizo Rastar Group con el Espanyol según la crónica de Iván Molero en AS .
32 millones que llegaron… pero con aviso incluido
El viernes 11 de julio, Rastar registró una ampliación de 31.999.998 € en la Bolsa de Shenzhen. ¿Para qué? Para convertir en acciones los préstamos que ya habían metido y así quedarse con el 99,66 % del Espanyol. Mientras tanto, en el papel oficial,el Consejo de Administración de Rastar, que dio su visto bueno, y tras la revisión de la Junta de Supervisores, que la aprobó por unanimidad el pasado 4 de julio, plasmaron de manera diáfana que ese dinero servía para “ayudar al Espanyol a establecer un espacio salarial más amplio, mejorar aún más su capacidad de financiación y proporcionar un apoyo efectivo a su posterior mejora del rendimiento operativo”. Todo muy épico, pero acto seguido tiraron del freno de mano, advirtiendo claramente de los riesgos de “la inversión en el fútbol”. Más claro, agua: “existen incertidumbres sobre el rendimiento competitivo y la inversión en la industria del fútbol”. Traducido: ojo, que aquí puedes perder dinero y a lo grande.
Del “queremos 45 kilos” al “con 32 nos apañamos”
Explica AS que en abril, el Consejo de Rastar había aprobado una ampliación de hasta 45 millones. Pero al final se quedó en 32 y pico. ¿Motivo? Los ingresos previstos -la venta de Joan García, por ejemplo- rebajaron esa cantidad. De nuevo, jugada maestra: con menos dinero cumples el trámite, limpias el balance y no disparas la deuda, algo que podría asustar a los compradores.
Rastar Games sufragó la ampliación de capital
Otra detalle que apunta AS: la transferencia para sufragar dicha ampliación no salió de Rastar Sports (la filial que llevaba el club), sino de Rastar Games, la división de videojuegos instalada en Wanchai (Hong Kong) y que tiene un capital social de apenas 100.000 €. Es decir, esa rama fue quien pagó la operación futbolística. ¿Y quién manda ahí? También Chen Chuanghuang, hijo del presidente Chen Yansheng.
Con la ampliación cerrada y los riesgos perfectamente subrayados, Rastar dejó el camino libre para que Velocity Sport Limited, la firma anglosajona de Alan Pace, firmara la compra.
¿Y ahora qué?
La afición perica espera que esta ingeniería financiera se traduzca en algo más que números bonitos en un PDF. Porque el balón, como avisó Rastar, es algo que no entiende de hojas de cálculo. Si Velocity convierte todo este papeleo en victorias y buen juego, perfecto. Si no, el club puede acabar repasando, punto por punto, esa lista de “incertidumbres” que los responsables de Rastar dejaron escrita en negrita.