Recientemente, la presidenta de la Asociación de Vecinos del Barrio de La Riera, Conchi Zatón, dibujaba un panorama casi apocalíptico para la zona desde que el Espanyol ubicó allí su morada, el RCDE Stadium afirmando que sólo ha traído peleas, ruido y suciedad. Hoy, en un reportaje que publica El Periódico sobre la convivencia de los vecinos de Barcelona con grandes estadios y sus aficiones, en referncia al campo perico y también al Camp Nou, José, el vicepresidente de la Asociación, sigue en la mísma línea de queja: “Hemos pasado a organizar nuestra vida en función de cuándo es el partido. Vivimos en un barrio pequeño, con 3.000 habitantes y calles estrechas. En el RCDE Stadium hay 40.000 localidades. Cuando hay partido el barrio colapsa. Este barrio antes no le interesaba a nadie, estábamos súpertranquilos con el rugby y el atletismo. Pero ahora es una locura. Temo el día que tengamos una emergencia médica y la ambulancia tenga que salir en pleno colapso de fin de partido”. “Nos dijeron que los pisos se revalorizarían con el Splau y el campo. Mentira. Intenta tú vender el piso ahora. Nadie quiere meterse en un sitio donde cada 15 días tiene un follón en su portal. Hemos perdido calidad de vida”, afirma denunciando que más allá de los problemas generados por las aglomeraciones de gente y vehículos, lo que más preocupa a los vecinos son los altercados y la suciedad que generan los grupúsculos ultra: “Las familias con críos que vienen al fútbol no nos molestan. Comen en los restaurantes, se toman una cerveza tranquilos, ven el partido y se van. El problema son los ultras”. Esos seguidores, que suelen reunirse en el Bar Los Cazadores y se quedan allí mientras juega el equipo porque tienen la entrada prohibida al estadio: “Cuando hay partido se ponen en las cuatro esquinas y nosotros ya no salimos. Hay altercados constantemente. Y los que se juntan aquí solo saben cantar ‘puta Barça, puta TV3’. Canciones franquistas y todo. Son gente que no representa al club”. “Nos dejan el barrio lleno de basura. Latas y plásticos por todas partes, y la brigada de limpieza empieza siempre por el campo y nos pasa la barredora a las 3 de la mañana. Así no podemos dormir… Ni vivir”, afirman desde la Asociación.
